Votaciones «coloradas» en Paraguay
Por Narciso Isa Conde
En el Paraguay la vigencia de un sistema político-electoral profundamente antidemocrático y fraudulento coincide con la trayectoria de vida de la Asociación Nacional Republicana (ANR), mejor conocida como Partido Colorado, fundado en 1887.
Claro, lo antidemocrático y fraudulento ha variado de intensidad de acuerdo a los diversos contextos y circunstancias de carácter nacional e internacional. Pero se ha hecho sentir de manera más o menos brutal a lo largo de la historia reciente de uno de los países de Nuestra América más discriminado y excluido por los centros de la dictadura mediática mundial: Paraguay.
El Partido Colorado engendró al tirano Alfredo Strossner y a cuantos gobernantes ultra-conservadores ha sufrido el pueblo paraguayo en los siglos XIX, XX Y XXI.
En las recientes votaciones -lejos de elecciones libres y democráticas- logró reelegirse y controlar todos los poderes del Estado y 15 gobernaciones de un total de 17.
El candidato presidencial ganador fue el “colorado” Santiago Peña con un 42%.
El segundo lugar lo obtuvo Efraín Alegre con un 27%, y el tercero Paraguayo Cubas, con 22%.
El peso del plan sistémico-ultraconservador y sus propias ambigüedades como fuerza política provocó el desplome del progresismo asumido por el Frente Iguazú, desplazado por el populismo neofascista de Paraguayo Cubas.
La infección crónica colorada -parecida a la balaguerista de aquí- ha arropado el sistema de partidos del Paraguay, empujándolo a la combinación y competencia en el espacio de las derechas y ultraderechas, y del viejo y el nuevo espíritu fascistoide.
La Coalición que encabeza Efraín Alegre se derechiza y el Frente Iguazú se resistió a enfrentar el sistema de dominación en su ejercicio político, lo que le permitió al neofascismo de Paraguayo Cubas “comerle los caramelos” con un discurso demagógico-fascistoide, crítico del sistema tradicional a nivel institucional, y alcanzar 22% del total de los votos depositados.
En contraste, el accionar consecuente frente a las elites capitalistas y latifundistas a nivel urbano y rural, los combates contra la brutal dominación imperialista y su estrategia neoliberal, ha dado lugar a un crecimiento moderado y a un avance significativo de la inserción social del heroico Partido Comunista Paraguayo y de una importante Agrupación Agraria convertida en fuerza política.
No se trata todavía de algo desbordante, pero sí para comenzar a ser reconocido su crecimiento en la sociedad y comenzar a preocupar a las derechas recalcitrantes.
CUADRO REALMENTE OMINOSO
El cuadro dominante es de todas maneras ominoso y plantea enormes desafíos a las fuerzas transformadoras del Paraguay, con esta reafirmación y expansión del control del Partido Colorado y la extrema derechización del sistema político y de partidos.
Si la Administración anterior presidida por Mario Abdo era reaccionaria y represiva (responsable de crueles represiones, incluida la desaparición de Lichita y su primita), está pinta peor, con una marcada tendencia al endurecimiento ultra neoliberal y ultra recolonizado, y hacia una mayor rasterización del Estado.
Tanto las características del presidente electo como del actual presidente del partido de gobierno, el expresidente Horacio Cartes, así lo evidencian.
Santiago Peña es un economista neoliberal, banquero, de la facción más reaccionaria y perniciosa de. Partido Colorado, actualmente presidido por Horacio Cartes, jefe de su facción pro sionista y vinculado a uno de los carteles del contrabando de cigarrillos en esa zona.
A su vez el Partido Colorado ha sido denunciado como una fuerza política vinculada a la corrupciòn y al narco corrupción.
En el 2019 se dieron a conocer los nombres de 45 miembros de esa organización con cargos de delitos y solos 3 fueron expulsados de sus filas; mientras casos relevantes relacionado con lavado y tráfico como los de CYNTHIA TARRAGO, BERNARDO VILLALBA, FREDDY D’ECCLESIIS, no impidieron su reciente inclusión en la lista de sus candidaturas.
¡Cuánto se parece en esa vertiente de la corrupciòn y en materia de ultra neoliberalismo y ultra entreguismo a EEUU, el Partido Colorado de Paraguay a la partidocracia dominicana, con especiales coincidencias con el narco político impune del PRM, partido de gobierno, ¡y la de los opositores PLD y FP!
El presidente dominicano Luis Abinader saludó de esta manera al presidente electo de Paraguay:
“Felicito a @santipenap y al pueblo paraguayo por la elección de su nuevo presidente en una jornada cívica, libre y democrática. Seguiremos fortaleciendo nuestras relaciones bilaterales hacia una América más unida y próspera”.
Y Santiago Peña rápidamente le respondió así:
“¡Gracias Presidente @luisabinader! Vamos a trabajar por el fortalecimiento de nuestras relaciones bilaterales y por una América más unida para el beneficio de nuestros pueblos”
Ambos usaron el mismo lenguaje y apelaron a los mismos términos. Son de la misma familia política continental.
Entiéndase que la prosperidad es la de las elites capitalistas y la unidad aquella que le sirva a EEUU en declive y al imperialismo occidental en decadencia.
Pueden estar por demás seguros/as, de que la familia política preferida por los dos, tiene mucho que ver con sus coincidencias esenciales con Guillermo Lasso de Ecuador, Rodrigo Chávez de Costa Rica, Laurentino Cortizo de Panamá. la Vice de Perú y Boric de Chile; y, sobre todo con las tutorías de los Biden, Trump y Pompeo.
Esto es, los dos se sienten cómodos en los bloques bendecidos por el Norte imperial y predominantemente integrados por banqueros y magnates capitalistas metidos a políticos, economistas ultra neoliberales, neofascistas, presidentes Off Shore, gobiernos ultra conservadores y partidos de la narco política.
Abinader no vaciló en apoyar a Guiado, a Piñera, a Duque y a Bolsonaro, y en aliarse a los presidentes mafiosos de Haití, Jovenel Moises y Ariel Henry (hasta en el pedido de la invasiòn militar imperialista); mientras compite con los candidatos opositores a quien es más racista anti haitiano y más conservador.
Asume así el liderazgo de la propuesta de “pacificar” Haití, invadiéndolo militarmente con participación de la ONU, EEUU y las potencias imperialistas; lo que equivale a auspiciar un genocidio.
Y hasta se incomoda por el desaire de la ONU y de Biden, que sin descartar la invasión militar, prefieren por ahora manipular el caos.
En ese tenor mandó a Antonio Guterres a tomarse una botella de vino en Haití, lo que no se atrevió a decirle a Biden, por razones relacionadas con su vocación sumisa.
Se le perdona que felicite a su triple colega Santiago Peña, no así al pueblo paraguayo expuesto a una dominación todavía más cruel. Eso es puro cinismo. Algo inaceptable.