Vicepresidenta dice RD está lista para asumir liderazgo económico regional
Presidente del BID destaca la necesidad de involucrar a la sociedad civil en el proceso de desarrollo en la región
Punta Cana.- En el escenario de las Reuniones Anuales del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y BID Invest, inauguradas ayer en Punta Cana, República Dominicana, dos voces destacadas han enfatizado la importancia de fortalecer la colaboración regional y el compromiso con el desarrollo económico y social de América Latina y el Caribe.
El presidente del BID, Ian Goldfajn, destacó la necesidad de involucrar a la sociedad civil en el proceso de desarrollo económico de la región. Recordó que la última vez que la sociedad civil había sido invitada a dialogar con el BID fue en 2013, y subrayó la importancia de esta reunión como continuación de esfuerzos similares realizados el año pasado en Estados Unidos.
Dijo que desde el BID se está trabajando para crear un marco más satisfactorio y transparente para la colaboración con la sociedad civil, con el objetivo de definir una estrategia conjunta que beneficie a todas las partes involucradas.
Y un poco más tarde, la vicepresidenta de la República Dominicana, Raquel Peña, resaltó el potencial de República Dominicana y la región del Caribe para asumir un papel de liderazgo en el actual panorama económico.
En su discurso inaugural, Peña enfatizó la importancia de fortalecer los lazos que fomenten la inversión en la cadena de suministros, la diversificación de los mercados de exportación y el desarrollo de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes).
Estas áreas, según la vicepresidenta, representan oportunidades significativas para el crecimiento económico y la creación de empleo en la región.
Además, destacó que temas fundamentales como la transición energética, el cambio climático, la seguridad alimentaria y la preservación de la biodiversidad serán abordados durante el evento, subrayó también la importancia de encontrar soluciones innovadoras y sostenibles que beneficien a los habitantes de América Latina y el Caribe.
El evento, que cuenta con la presencia de delegaciones de los 48 países miembros del organismo multilateral, marca un punto que resalta, al realizarse en suelo dominicano después de más de 30 años.
En este contexto, Jochi Vicente, ministro de Hacienda y organizador del evento por parte del Gobierno dominicano, resaltó la oportunidad que representan estos foros para actualizar conocimientos y compartir experiencias entre los técnicos del país y sus homólogos internacionales.
Destacó el compromiso del Gobierno dominicano de convertir las fortalezas económicas del país en un mayor desarrollo social, con un enfoque en la inversión tanto pública como privada.
En términos concretos, tanto las palabras de Goldfajn como las de Peña resaltan la importancia de la cooperación regional y el compromiso con el desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe.
Las Reuniones Anuales del BID y BID Invest ofrecen una plataforma única para impulsar esta cooperación y forjar alianzas que impulsen el progreso socioeconómico de la región.
Raquel Peña hizo hincapié en la importancia de diversificar los mercados de exportación y fortalecer las capacidades de las mipymes, señaló que estas medidas no solo promoverán el crecimiento económico, sino que también contribuirán a la creación de empleo y al desarrollo de comunidades más resilientes.
En este sentido, Eric Parrado Herrera, economista jefe y gerente general del Departamento de Investigación del BID, enfatizó la importancia de aumentar la productividad en América Latina y el Caribe.
Señaló que, si bien los países de la región han experimentado un crecimiento económico, el aporte de la productividad ha sido limitado. Destacó la necesidad de adoptar políticas que impulsen la innovación y la eficiencia en todos los sectores de la economía.
Público asistente al evento.
Ampliación
De otro lado, en las últimas décadas, los países de América Latina y el Caribe han emprendido esfuerzos significativos para reducir sus emisiones y avanzar hacia un futuro más sostenible desde el punto de vista energético.
Sin embargo, los desafíos persisten y la necesidad de acelerar la transición hacia fuentes de energía más limpias y renovables se vuelve cada vez más apremiante.
Durante las Reuniones Anuales del BID y BID Invest uno de los temas centrales de estas discusiones ha sido el impulso a la transición energética en América Latina y el Caribe.
Según datos proporcionados durante el evento, entre 2015 y 2022, la región aumentó su capacidad de generación de energía renovable en un impresionante 51%, alcanzando el 64% de generación a partir de fuentes renovables en el último año.
Sin embargo, este ritmo de cambio necesita acelerarse para enfrentar los desafíos venideros.
El crecimiento poblacional y económico proyectado para los próximos años sugiere que la demanda de electricidad aumentará a un promedio anual del 2.3% desde 2022 hasta 2050. Sin cambios significativos en las matrices energéticas y en los planes de expansión, la región no alcanzará el objetivo de cero emisiones netas para 2050.
América Latina y el Caribe se encuentran en una encrucijada histórica en la que tienen la oportunidad de lograr el acceso universal a la energía eléctrica de manera justa e inclusiva. A pesar de los avances, aún hay 16.2 millones de personas en la región que carecen de este acceso fundamental.
En respuesta a estos desafíos, se han propuesto diversas soluciones durante las reuniones. Una de las principales estrategias es la descarbonización de diversos sectores de la economía, incluyendo electricidad, calefacción, transporte, industrial y construcción.
Esto requiere un enfoque integral que promueva la inversión en energías renovables, mejore la eficiencia energética y adopte políticas para reducir la demanda de energía.
Además, se ha destacado la importancia de desarrollar marcos regulatorios que faciliten la transición hacia fuentes de energía más limpias y renovables.
Esto implica impulsar la inversión privada en energía renovable y promover el desarrollo de tecnologías emergentes, como el hidrógeno verde y los sistemas de almacenamiento de energía.
El BID ha desempeñado un papel crucial en el impulso a la transición energética en la región. Actuando como Secretaría Técnica de la iniciativa “Renovables en Latinoamérica y El Caribe” (Relac), el BID ha trabajado con 16 países de la región para acelerar la transición hacia sistemas eléctricos carbono-neutrales para 2030.
El banco ha invertido significativamente en la construcción y modernización de plantas hidroeléctricas, así como en el desarrollo de marcos regulatorios para facilitar la inversión privada en energía renovable. Además, el BID ha brindado apoyo técnico y financiero a iniciativas clave de integración energética regional, como el Sistema de Interconexión Eléctrica Andina (Sinea), el Sistema de Integración Energética del Cono Sur (Siesur) y el Sistema de Interconexión Eléctrica de los Países de América Central (Siepac). Estos esfuerzos tienen como objetivo fortalecer la seguridad energética regional y promover el intercambio de energía limpia entre países.
En última instancia, el impulso a la transición energética en América Latina y el Caribe no solo beneficiará al medio ambiente, sino que también contribuirá al desarrollo económico y social sostenible de la región. Con un enfoque conjunto y acciones concretas, la región puede avanzar hacia un futuro más próspero, inclusivo y respetuoso con el medio ambiente.
Un tema de cambio climático
El cambio climático presenta desafíos adicionales para la región, y exacerba la vulnerabilidad de la infraestructura energética ante fenómenos meteorológicos extremos. Para hacer frente a estos riesgos, es crucial invertir en infraestructura física y digital resiliente que pueda resistir y adaptarse a las condiciones cambiantes del clima.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha desempeñado un papel fundamental al proporcionar financiamiento y apoyo técnico para proyectos de infraestructura resiliente en toda la región.
En países como Bahamas, Nicaragua y Honduras, el BID ha financiado proyectos para fortalecer la infraestructura eléctrica y mejorar la capacidad de interconexión regional, con lo cual contribuye a aumentar la seguridad energética y a reducir la vulnerabilidad frente a desastres naturales.