Una voz tan alta que llega al cielo despidió la vida…

Por Fernando Despradel

Rubby Pérez no sabía que amenizaría el concierto más importante de su existencia ante un selecto público que sobrepasaba el millar de parroquianos.
Empresarios corporativos, micro empresarios, funcionarios públicos de alto y mediano niveles, peloteros, militares, jóvenes, adultos contemporáneos y envejecientes.
Blancos, indios, mulatos y negros
Ese público del lunes en la noche en el Jet Set es la mejor representación de la sociedad dominicana.
Cuando Rubby interpretaba a todo pulmón uno de sus icónicos merengues para disfrute de ese público heterogéneo algo crujió para iniciar «el gran final».
El cantante nunca adivinó que una de sus veladas más concurridas y exitosas, sería «su gran final», acompañado de decenas de sus seguidores.
Paz al alma de tanta gente productiva y buena.

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