Una experiencia en un hospital público.

Por Fernando Despradel
Unas de arena y sólo una de cal.
Recientemente un relacionado que se desempeña como chofer de concho se le detectó un tumor de considerable tamaño y le ocasionaba un fuerte dolor constantemente.
La necesidad empuja al más tímido a lograr hazañas impensables y el hombre con una destreza nunca vista logró que le hicieran complejos estudios y análisis a un costo ínfimo, logrando tambien insertarse en la cartelera de un hospital ubicado en la zona norte de la ciudad para lograr la intervención quirúrgica en tiempo record.
La operación efectuada por un calificado especialista e instrumental de última generación (rayos láser) resultó un rotunto éxito y mínimamente invasiva.
El suministro de antibióticos y otros medicamentos de elevados costos fueron suministrados con eficiencia por el personal.
Las atenciones durante el período post operatorio fueron frecuentes y de calidad, satisfaciendo las espectativas del paciente.
Sólo ocurrió algo fortuito y fuera de control, falleció un vecino de sala, arropando con pesadez el ambiente.
Dice la esposa del amigo que lo único discordante resultó el aspecto de la limpieza en el àrea donde estaban.
Sorprendido de este milagro de la ciencia en un hospital público ubicado en medio de barrios humildes.