Sobreviven luces de esperanzas.

Por Fernando Despradel
La semana pasada tuve el honor de ser invitado como escritor a compartir con los miembros del Club de Lectores del Centro Educativo Marillac.
Inicié la exposición sobre las fuentes de informaciones de calidad que disponen los ciudadanos de este tiempo, iniciando con todos los periódicos, los cuales están digitalizados.
Le desmenucé uno por uno los temas que tiene acceso un lector, iniciando con las noticias de actualidad.
Economía, deportes, reportajes profundos sobre acontecimientos históricos y/o personajes, diagnóstico del tiempo y hasta de farándula.
Si alguien dedica de 30 a 45 minutos a la lectura de su periódico predilecto, serán elementos culturizados.
Los que son adictos a la televisión, podrán encontrar reportajes históricos, geográficos, bélicos, de negocios, religiosos y una serie de temas que nutrirán su intelecto.
Los jóvenes me abordaron con preguntas bien formuladas y con excelentes contenidos.
Una de las preguntas que contesté con mayor entusiasmo resultó de «dónde provenían mis principales fuentes de formación cultural».
El descubrimiento de una maravillosa biblioteca del Tío Julio, con gran contenido de novelas de autores de la post guerra y los protagonistas del Boom Latinoamericano, las cuales devoré insaciablemente.
El otro premio de la vida resultó ser mi participación como corrector de pruebas y a veces como redactor en El Nacional de Ahora en su época de oro, contando con redactores del calibre de Orlando Martínez, Silvio Herasme Peña, Huchi Lora, entre muchos otros, bajo el mando de ese coloso del periodismo Radhamés Gómez Pepín.
Todas las otras preguntas resultaron juiciosas y muy interesantes.
De ese grupo saldrán excelentes profesionales en las diversas ramas y de seguro «más de.un escritor y/o comunicador».