Por José Báez Guerrero

Recientemente copié un mensaje pertinente ante la pandemia y hoy lo repito. Una estudiante preguntó a la antropóloga Margaret Mead cuál es el primer signo de civilización en una cultura. Creyó que diría que fueron las herramientas o el lenguaje.

Pero Mead opinó que la primera señal de civilización hallada por arqueólogos fue un fémur humano (hueso del muslo) roto y curado.

Mead explicó que cualquier animal salvaje muere si se rompe una pierna. No puede huir del peligro, ir al río a beber agua ni buscar comida.

Se convierte en cena de depredadores. Ningún animal sobrevive suficiente tiempo para que un hueso quebrado sane. Una pierna rota curada significa que otra persona trató la herida, alimentó y cuidó al accidentado hasta que se recuperó.

Mead señaló que “ayudar a otro a superar una dificultad es el inicio de la civilización”. Cuando servimos a los demás, en este súper moderno mundo digitalizado, apenas imitamos a esos primitivos humanos primigenios. Seamos civilizados ante el Covid19, aunque creamos no estar en grupo de riesgo.