Reforma constitucional en los planes de Danilo

Por FITZGERALD TEJADA MARTINEZ

Existe un refrán popular que dice: “cuando el río suena, es porque agua lleva”, significando que los rumores muchas veces están basados en hechos reales, por cuanto se debe tomar en cuenta el origen para no descartar de plano la veracidad. Así como también, por ejemplo, otro proverbio que reza: “árbol que crece torcido, jamás su tronco endereza”, indicando que cuando alguien, por su naturaleza traicionera, tramposa y mañosa, actúa conforme a cierto patrón de conducta, es improbable que cambie de la noche a la mañana.

Ambos aforismos describen escenarios que aumentan la probabilidad de certidumbre en relación con un rumor que trascendió a los medios de comunicación, acerca de una «presunta propuesta» formulada por personeros del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), mediante un emisario del oficialista Partido Revolucionario Moderno (PRM), para respaldar una iniciativa de reforma, en el Congreso Nacional, a cambio de que se le quite el impedimento constitucional al expresidente Danilo Medina.

Existe evidencia irrefutable que por cierto apunta hacia un encuentro privado, organizado por influyentes miembros del PLD, íntimamente relacionados con Danilo Medina, en el que participó como invitado el exmandatario Hipólito Mejía, quien presumiblemente recibió un ofrecimiento de convenio que posteriormente sería tramitado ante las altas instancias del partido gobernante, para su conocimiento, aprobación e implementación en el congreso.

Paradójicamente, el grupo que estaría intentando rehabilitar a Danilo Medina, para que pueda volver a presentarse como candidato presidencial, es el mismo sector que enfrentó al entonces presidente del PLD, Leonel Fernández, supuestamente, porque debían dar paso a “la sangre nueva” en esa organización, es decir que sus actuaciones quedaron evidenciadas, por cuanto no hubo la intención de propiciar un relevo en ese partido, como tampoco existe un verdadero interés por permitir que surja un nuevo candidato.

La reunión que hasta hoy no ha sido aclarada ni desmentida por ninguna de las partes implicadas, puede decirse que dibuja por completo el modus operandi del esquema bajo el cual actúa el danilismo, para materializar sus propósitos, basados en todo tipo de artificios que delatan su naturaleza perversa; puesta en entredicho inclusive por el profesor Juan Bosch, quien alertaba sobre el grupismo en su enfoque teórico de la doctrina que postuló en el PLD, refiriéndose tácitamente al comportamiento de Danilo Medina.

En este sentido, la simulación del danilismo, respecto a su actuación en complicidad con el tema, tiene tanta desfachatez que hasta pretendía distraer la atención de los precandidatos propios de su partido, cuando negó rotundamente la información, a través del secretario general y el secretario de asuntos jurídicos, alegando que esa organización estaba inmersa en aspectos internos para la escogencia de quien encabezará la boleta presidencial, por lo que se descarta cualquier intensión respecto a este supuesto.

Sin embargo, la habitual conducta egocéntrica de Danilo Medina, denota que estamos en presencia de alguien sin ningún interés por robustecer su organización, sino que, más bien, ambiciona únicamente mantener su hegemonía, por ende, para lograr su propósito, será capaz de urdir cualquier cosa, incluido, propiciar acuerdos que tronchen las posibilidades de los demás aspirantes, puesto que su meta es conseguir nuevamente colocarse él, en la boleta presidencial del PLD, ya que si no logra su cometido, su agonizante carrera política habrá transcurrido miserablemente en vano.

El exgobernante y actual presidente del PLD, está imposibilitado por la Constitución, para postularse como candidato presidencial o vicepresidencial de la República Dominicana, a causa de que, en su contra, existe una disposición establecida en el vigésimo transitorio del artículo 124 de la Carta Magna, la cual fue modificada en el año 2015, para permitir su segundo mandato presidencial.

Recordemos que luego de ganar las elecciones presidenciales del 2016, los funcionarios del gobierno, hicieron ingentes esfuerzos de volver a trastocar la Constitución, promulgada en el 2015, para tratar de eliminar el impedimento que pesaba en contra del entonces presidente Danilo Medina, pero, fueron obstaculizados y forzados a replegarse, por un enérgico movimiento sociopolítico que presionó hasta tanto tuvieron que abortar sus planes reeleccionistas.

Actualmente, ese sector que ahora controla el PLD, intenta maniobrar nuevamente para pactar un acuerdo con el oficialismo, el cual permitiría modificar la Constitución, conforme a los propósitos del gobierno y, de paso, acorde con la finalidad de Danilo Medina, de volver a postularse como candidato a la primera magistratura del Estado, en los comicios del año 2024.

El presidente Luis Abinader, anunció que su gobierno tiene interés en impulsar una reforma constitucional, para inducir cambios significativos que consoliden la independencia judicial del Ministerio Público, en procura de fortalecer la institucionalidad democrática del país; asimismo, advirtió igualmente que no utilizará ningún tipo de estratagema o complicidad con algún sector para imponer una agenda constituyente, por lo que calificó como “un disparate”, el rumor esparcido premeditadamente por sectores del PLD.

No obstante, en el PRM, a pesar de la advertencia del mandatario, hay gente que comulga con el propósito de Danilo Medina, partiendo de la premisa de que una alianza con la cúpula peledeísta garantiza el éxito de la reforma, por lo que a juzgar de la enseñanza histórica que demuestra que el fin justifica los medios, sobre todo, en política, donde se hace lo que más conviene, finalmente, prevalecerá el interés de la facción que controla el Estado.

Por ende, existen temores en ese sentido, puesto que, en medio de la presente conmoción mundial, una modificación constitucional, estaría agregando cierto elemento perturbador de la institucionalidad, la paz social y el orden constituido en el Estado de derecho, por tanto, para muchos opinantes del tema, sería una temeridad decidirse por sumar una reforma en la discusión de los actuales problemas nacionales.

Durante años, distintos sectores de la vida nacional, han manifestado su desacuerdo con que constantemente se esté trastocando la Constitución, para cambiar la esencia del orden constituido, ya que sus promotores terminan siempre desviándose de los verdaderos propósitos que promueven sin resolver uno solo de los principales problemas que afecta a la población, más bien únicamente han servido para complacer los caprichos de la clase política.

La Constitución Dominicana, simboliza el más importante pacto social de la nación, donde están contenidos un conjunto de valores, principios, reglas y preceptos que componen el ordenamiento jurídico que rige al Estado, pero lamentablemente la falta de consenso para delimitar las reglas de juego que deberían regular la vida política nacional, ha provocado su modificación en 39 oportunidades desde su primera proclamación en San Cristóbal, el 6 de noviembre de 1844, hasta su última reforma, el 14 de junio del año 2015.

Finalmente, la salida de Danilo Medina, marca el inicio de una serie de eventos que irán sucediéndose entre sí, hasta colocarse en la mesa de discusión de la reforma constitucional, donde buscará, a toda costa, algún convenio político con el PRM, aun cuando, es poco probable que, bajo las actuales condiciones, los perremeístas decidan concertar algún acuerdo con el PLD, porque saben que podrían estar cometiendo un error táctico, cuya repercusión terminaría pulverizando sus posibilidades de mantenerse en el poder.

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