Qué debemos aprender de lo que está ocurriendo en Chile

Por Juan Temistocles Montas

Durante varios días, Chile ha estado ocupando las primeras planas de los principales periódicos del mundo. Protestas sociales generalizadas han revelado un profundo descontento a nivel de amplios sectores de la población de ese país. Para muchos ha causado sorpresa lo que viene ocurriendo en ese país ya que las profundas transformaciones producidas en las últimas décadas auspiciaron una significativa mejora de la calidad de vida de los chilenos.
Chile es clasificado por Naciones Unidas como un país de desarrollo humano muy alto. Ocupa la posición 44 entre 189 países en el Índice de Desarrollo Humano; es el mejor posicionado de los países de nuestra región. Después de Uruguay, es el país con la más baja tasa de pobreza, reportando la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) que en 2017 solo el 10.7% de la población chilena se encontraba por debajo de la línea de pobreza. Chile tiene el nivel de ingreso per cápita más alto en la región y a esto hay que agregarle que es mejor posicionado en el Índice de Competitividad Global, ocupando la posición 33 entre 141 países. También, resulta el mejor evaluado de los países de América Latina en la calidad de su sistema educativo a través de las pruebas internacionales de PISA.
Un reciente informe sobre Chile, elaborado por la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) señala que la calidad de vida de los chilenos se acerca al promedio de los países integrantes de esa organización en algunas dimensiones de bienestar, de manera especial en lo que se refiere a empleo e ingresos, balance vida-trabajo, salud y bienestar subjetivo. Téngase en cuenta que la OCDE es el club de los países ricos.
Si esa es la realidad de Chile, cabe entonces formular la siguiente pregunta: ¿cómo explicar las duras protestas sociales que se han venido produciendo en ese hermano país? Las respuestas son múltiples. Una de ellas la da en forma resumida el presidente Piñera en una reciente entrevista, publicada por el periódico El País de España, diciendo que se trata del malestar del éxito, indicando que a pesar de la emergencia de una pujante clase media, los dirigentes chilenos no supieron entender el clamor subterráneo de la ciudadanía por lograr una sociedad más justa. Por su parte, el reputado sociólogo Ernesto Ottone, citando a Alexis Tocqueville, explicaba el malestar chileno con la siguiente frase: “mientras más se tiene más se siente lo que falta por tener”. Ottone reconoce que si bien se ha avanzado en la reducción de la desigualdad social, este sigue siendo un problema medular de Chile. CEPAL da cuenta que a pesar de la mejoría, el 1% más rico de Chile concentra el 26.5% de la riqueza neta del país. Cuando se compara con los países de la OCDE, en este aspecto a Chile le falta un gran trecho por recorrer.
Aprendamos de lo que está ocurriendo en Chile.