Pandemia moral
Por Heddel Cordero
No sé a partir de cuándo el lenguaje utilizado en la radio y la televisión del país empezó a vulgarizarse. Esta degeneración no tiene fecha.
Muchos trabajadores de estos medios hacen gala de su pobreza verbal y sus bajos sentimientos y nadie les cuestiona ni les penaliza.
Los insultos, los descréditos, la infamia, las calumnias, son cotidianos y cada vez más aberrantes.
Alguien que viva del oficio de hablar públicamente puede carecer de formación, puede no ser inteligente, puede ser inculto, puede no ser informado y eso sólo lesiona su reputación profesional. Pero cuando ese individuo se expresa con palabras obscenas, groseras, descompuestas, vulgares, lastima también a quienes les escuchan. Lesionan el pudor del público.
Esos malos ejemplos deben estar reservados para plataformas cerradas donde nada es nada y la disputa es por el que diga más palabras obscenas y descompuestas.
Da lástima que el liderazgo de muchos jóvenes con talento para llegar a multitudes se sustente en formas e instintos bajos.
Pienso que se puede llegar donde lo han hecho sin faltar a los buenos modales.
De esta pandemia moral sólo se salva la prensa escrita que no tolera estas bajezas y estos desatinos verbales y morales.