¿Otro cambio bajo control norteamericano?

Por Rafael Chaljub Mejìa
La historia enseña que cada vez que aqui va a producirse un cambio político importante, los norteamericanos toman el control y lo mediatizan.

En 1961, tras el ajusticiamiento de Trujillo, pudo iniciarse un proceso de avances democráticos y progresistas.

Entonces intervino la mano yanqui, a niveles de injerencia típicamente coloniales. Cuenta el embajador Martin que en ocasiones, el delegado de político de la embajada participaba en las reuniones ordinarias de algunos partidos y que él y el presidente Rafael Bonelly, se comunicaban y a veces se reunían varias veces al día.

Los norteamericanos intervinieron y el proceso de avances que debió profundizarse se frustró. Quedó casi intacta la maquinaria del viejo régimen y en vez de una transición democrática, quedó en pie el trujillismo sin Trujillo, se inauguró la inmoralidad del borrón y cuenta nueva, los crímenes quedaron impunes y los trujillistas quedaron con tanta fuerza que destruyeron de un manotazo golpista el gobierno legítimo electo el 20 de diciembre de 1962 y cuatro años después, precisamente con la bendición yanqui y Joaquín Balaguer a la cabeza, el trujillismo reciclado retornaba al poder.

Porque en 1965 las fuerzas democráticas trataron de hacer retornar el país al orden legítimo y, para impedirlo, el poder norteamericano desembarcó sus tropas

El retroceso no pudo ser peor durante doce años largos y sangrientos. Cuando en 1978, después de una colosal batalla por la libertad política, vino el cambio con los perredeistas, una vez más los norteamericanos metieron las manos, volvió el borrón y cuenta nueva y, en el fondo, todo siguió en los mismos moldes.

Ahora, después de veinte años de peledeísmo, llega la posibilidad de un nuevo cambio, lo más sano y digno del país clama porque sea con contenido, porque con un nuevo gobierno llegue el fin de la impunidad y se haga justicia, se desmonte el viejo estilo de gobernar y al fin la institucionalidad funcione.

Y ya andan los norteamericanos reuniéndose con políticos dóciles, llamando por teléfono, como hace Pompeo al propio presidente Medina; ofreciendo dinero y condicionando a la Junta Central Electoral.

Otras elecciones semicoloniales y otro cambio bajo control de los norteamericanos están dentro de las perspectivas. No, señor. Miremos la historia. Una República es soberana o no es República. Y es el pueblo quien debe decidir los alcances de sus propias conquistas. Eso es de principio.