Por Narciso Isa Conde

Queridos familiares, camaradas y amigos/as:
Estoy en deuda con ustedes en tanto merecedores/as de una información detallada y veraz sobre la situación de salud que motivó y motiva mi inhibición en las responsabilidad políticas y sociales acostumbradas y mi concentración en los esfuerzos para superarlas; despejando a la vez todas las incógnitas respecto a sus causas.
Como le decía hace unos días, con lentitud, despacio, pero con pasos firmes, ha venido mejorando el funcionamiento de mi aparato digestivo afectado sorpresivamente por lo que en medicina se llama un “íleo adinámico” o parálisis intestinal, que me obligó a internamiento, a suspender la alimentación por vía oral y a hidratarme por vía intravenosa; lo que a su vez, por la consiguiente y obligada carencia de proteínas, generó una serie de desequilibrios, edema en las extremidades y en casi todo el organismo.
Controlados los vómitos y restablecido el movimiento peristáltico de los intestinos, se ha superado el edema, mejoró la ingesta de alimentos, se aliviaron las molestias y he comienza a recuperar energías a los compases de un conjunto de terapias y ejercicios apropiados para este tipo de malestar.
La gastritis está en su mínima expresión y la ulcera pasajera detectada, que fue consecuencia de los cambios en el PH estomacal en medio de la crisis de vómitos y del íleo intestinal, ceder y tiende a desaparecer en plazo corto.
La tensión abdominal ha venido cediendo… camino a la normalización.
Duermo mejor y avanzo en la alimentación equilibrada.
Ahora el tema es el impacto de esta crisis digestiva en las vías respiratorias altas, afectadas por el reflujo gástrico anterior, ya controlado. Los pulmones fueron impactados, provocándome una neumonía leve (sin fiebre), que ya comienza a ceder con descanso y un tratamiento específico para el caso. Se estima que en una semana puedo superarla totalmente.
Se trata de problemas encadenados a partir de la parálisis intestinal y la crisis de vómitos, luego de un uso abundante de antibióticos por dos razones: extracción de molares descuidados a cauda de la pandemia y una pequeña infección en el brazo izquierdo, de origen no determinado. Tales medicamentos me debilitaron la flora intestinal y esto facilitó el “íleo paralítico post infeccioso” (los glóbulos blancos subieron a casi 17 mil) que provocó los procesos ya descritos.
La analítica, la gastroscopia, la colonoscopía y todos los medios diagnósticos empleados indican que mi estado de salud general es bueno y descartan todo tipo de preocupaciones mayores.
La fortaleza previa de mi salud ayudó mucho a que un cuadro, que no pocas veces requiere cirugía, no pasara del nivel relatado y pudiera sortearse sin problemas mayores.
De ahí la importancia de luchar, amar, trabajar, enfrentar todas las opresiones y servir a la sociedad… sin perder el Norte de la salud individual y colectiva. Pero también la trascendencia del producto invaluable de la inmensa y hermosa solidaridad familiar, camaraderil, popular y profesional recibida.
No hay fortuna material que pueda compararse con una trayectoria de vida generadora de cariño, respeto y aprecio.
La solidaridad ejercida por décadas y la entrega ofrecida a las causas liberadoras de la humanidad se reproducen sin cesar y aparecen con una linda espontaneidad. Ya hablaremos más de estas cosas.
La vida sin egoísmos crea reciprocidades inesperadas y fortunas espirituales intangibles.

ABRAZOTE, Narso-Secre