Por José Báez Guerrero

Un tuitero de simpático pseudónimo, “Sr. Obvio”, al leer el lunes que acepté un desafío para escribir cinco columnas consecutivas sin pellizcar al gobierno ni al presidente Abinader y comentar asuntos positivos, me escribe: “Esperaré con ansias (ya que veo que no lo está haciendo en orden de importancia) el artículo donde alabe el hecho de haber creado una justicia independiente y roto con el borrón y cuenta nueva; el principio del fin de la impunidad. ¡Expláyese!”.

El imperativo mandato asume que comentar es alabar, manifestar admiración; sólo prometí referir cuanto elogian sus acólitos. Este gobierno no “creó” la Justicia. Pero aquí voy. Apoyo los procesos judiciales por flagrante y notoria presunción de corrupción, según anuncia el gobierno a través de la Procuraduría General.

Es esperanzador que, en procesos como el del asesinado abogado que se alega chantajeaba al director de la OMSA, se escrute hasta el fondo para juzgar también al titiritero.

Una prensa tímida, con antiguos “independientes” casi mudos, no ayuda a Luis para lograr esta loable intención justiciera.