Leonel, explícales
Por Jose Baez
Este fin de semana 19 tuiteros que entre todos suman menos de 200 seguidores, la mayoría con pseudóninos o cuentas sin rostro, dedicaron sus empeños a ofrecerme estos regalitos: baboso, cobarde, bocina, comecheque, charlatán, espía, mentiroso, farsante, jabladoraso, ridículo, adulador, vago y muchos otros insultos impublicables, frecuentemente con horrorosa ortografía y peor sintaxis.
Muchas gracias, pero no; pueden quedarse todos y cada uno con sus óbolos cobrizos. Esos añépidos y cacoerrolas se identifican en sus cuentas, orgullosamente, como leonelistas.
Varios me descalifican porque presidí, desde 2009 hasta renunciar hace más de cinco meses, el consejo de una empresa estatal. Pareciera como si la función pública incapacitara para opinar.
El debate decente de ideas luce más difícil de lograr que los sueños de quienes aspiran a un mejor país. Peor aún, quizás por ser ellos así, creen que toda conciencia se compra o vende.
En su supina ignorancia, desconocen cómo Calderón de la Barca distinguía que la fama y el honor son del alma, y esta solo de Dios. Leonel, explícaselo plis…