La situación del PRM
Por Jhonny Sanchez
La escogencia a través de delegados del Partido Revolucionario Moderno (PRM), conforme lo disponga una ratificación este día 18 en una asamblea, es estatutariamente legal y parece se impondrá.
Ahora que sea justo, es otra cosa, creo dichos delegados previamente deben haber sido elegidos mediante un voto universal, libre, voluntario, igual, directo y secreto por los afiliados. Es lo justo.
La democracia interna supone transparencia, es lo que dice siempre el Presidente Abinader.
Las discusiones, sin tomar preferencias o inclinaciones de si Guido Gómez, José Paliza o Eddy Olivares tienen la razón, o no, estas deben consensuarse. Creo que la presunción de los directivos de cúpula de que un uso mayor de mecanismos competitivos generaría mayor democratización de las organizaciones partidistas, eso puede corroborarse completamente en nuestro país, pero hay dudas en todos los partidos al implementarlas.
Lo mismo ocurre con la selección de autoridades, toda vez que, en la mayor parte de los casos analizados, las élites dirigenciales se resisten a cambiar la manera de elegir a los líderes y continúan controlando los espacios de poder.
Es verdad que ha habido esfuerzos importantes, pero como estos procesos son sólo un aspecto de la democracia interna, ya que hay otros, como la igualdad en la participación y el control de los líderes por sus militantes, aún quedan limitantes importantes que condicionan estos procesos, que debemos revisar.
Entre esos elementos que limitan el modo en que se realizan las elecciones internas caben destacar cuatro: a) el de la inexistencia de padrones de afiliados actualizados; b) el del financiamiento; c) el del papel de los órganos electorales sobre la actividad de los partidos y, uno de corte más voluntarista, d) el de la disposición de las élites a llevar a cabo los cambios necesarios para mejorar el funcionamiento partidista.
Estos condicionantes pueden hacer fracasar cualquier proceso de cambio partidista o de reforma democratizadora. De ahí su importancia. En cuanto al primero, la experiencia muestra que, sin padrones de afiliados, verificados y disponibles no sólo para las cúpulas dirigentes sino también para cualquier militante que quiera formar su línea o facción interna, no es posible hablar de pluralismo y democracia.
La informatización de la membresía evita que las cúpulas inflen el cuerpo electoral interno de cara a los otros partidos y que se garantice la participación y las probabilidades de triunfo de todos aquellos que quieran ser candidatos o que, simplemente, quieran participar en los procesos internos.
El punto # 2 es el duro, el que paga, es el dueño del evento y la base dice: «si hay que trabajar gratis, sin logística, pero dejándome votar, yo prefiero no comer, pero votar por quien me represente bien.»
Ahora, montar 2,900 centros de votación en todo el país y exterior con el respaldo de la JCE, no es un mabí.
Votemos por internet, se puede, subiendo el padrón total. Escoja Ud. compañero a un delegado imparcial, no cómo dice Guido Gómez, no por «un empleado del gobierno que goza de ser pana de jefes, por sus fotos y sueldo que recibe».
Por último, debemos cohesionarnos o perdemos en 2024. Si las elecciones internas generan mayor fraccionamiento, el candidato elegido como presidente del partido puede tener más dificultades para relacionarse con los dirigentes y representantes de su partido en el Legislativo y con las bases.
Creo, la celebración de internas ha llevado a que los partidos muchas veces confundan las preferencias del electorado, pensando que las demandas de aquellos ciudadanos que participan en las elecciones, son las que se impondrán y ganaran a posteriori la presidencia y eso no es asi siempre.