Familiares y admiradores despiden a José José en Miami
Familiares, amigos y colegas de José José despedían el viernes al cantante mexicano recordando su legado como uno de los más grandes artistas latinoamericanos y como una persona simple y humilde.
Entre los primeros invitados que llegaron al velorio privado en la funeraria Caballero Rivero Westchester, estuvo el cantante y compositor español Alejandro Jaén, quien dijo que el sueño de José José y su mayor preocupación era que su hija menor, Sarita, lograra triunfar.
“Ha sido un artista único”, dijo visiblemente emocionado. “Hay que celebrar la vida de un hombre que como persona ha sido extraordinaria”.
Señaló que no sólo lo admiraba como artista, sino también como persona, y dijo que va a extrañar las noches bohémicas en las que se reunían a cantar.
El astro de la salsa Gilberto Santa Rosa se definió como un admirador de José José y dijo que le tuvo y le tiene mucho cariño.
“Era un hombre encantador, una persona que no hacía diferencia por ser una superestrella”, dijo al llegar al velorio.
Recordó que cuando él firmó un contrato en México, José José llegó a saludarlo. También destacó su “don de gente”.
Un exmanager que lo conoció por más de 30 años, Arturo Lavalle, dijo que el féretro era enchapado en oro con terciopelo azul por dentro.
Agregó que el cantante llevaba traje, camisa y corbata azul, su color favorito. Junto a su rostro, había una foto de la Virgen de Guadalupe y una rosa blanca. También dijo que había arreglos florales blancos y orquídeas coloridas que formaban un corazón, con sendas banderas de México, Puerto Rico y Estados Unidos.
Lavalle, cuya esposa Patty Lavalle trabajó como manager de José José, agregó que éste lo visitó en su casa hace unas tres semanas y que lucía “impecable”.
El productor y compositor cubano Mario Martinelli lo recordó como una “bella persona” y un “gran artista”. “Nunca cambió su manera de ser”, dijo antes de entrar a la funeraria. “Era una persona humilde”. José José, un ícono de la música romántica conocido por clásicos como “El triste” y “40 y 20″, murió el sábado a los 71 años.
Las puertas de la sala velatoria permanecían cerradas al público. Los invitados llegaban al estacionamiento y se presentaban ante un guardia de seguridad, que luego de revisar sus nombres en una lista los dejaba pasar.
De acuerdo con algunos de los asistentes, en la sala se escuchaba la música del cantante y también había mariachis. Su esposa y sus tres hijos estaban presentes. Afuera, junto a la calle, más de una decena de admiradores entonaban algunas de sus canciones y gritaban “que viva José”, con la esperanza de que los dejaran entrar al recinto.
“Era mi ídolo, una persona súper sencilla, extraordinaria”, dijo Silvia Romero, una mexicana de 46 años que acudió con tres amigas. “Sus canciones me traen muchos recuerdos. Siempre las cantamos cuando estamos tristes”.