Entender el tiempo presente
Por Marcos Villaman
Caracterizar el tiempo que nos corresponde vivir ha sido siempre parte del esfuerzo de los intelectuales de cada época histórica. Se supone que esta actividad interpretativa es producto del esfuerzo e interés de cada época por entenderse a sí misma, los elementos que la caracterizan, los procesos que la han producido y los cambios de los que ha sido fruto. De esta manera, cada época se construye una o varias imágenes o caracterización de sí misma como búsqueda de respuesta a la siempre presente pregunta de: ¿quiénes somos? que trae siempre consigo una retahíla de otras cuestiones: ¿por qué somos como somos? ¿Es bueno ser como somos? que nos introduce consecuentemente en la cuestión de los procesos histórico-sociales y las lógicas de su desarrollo.
Así, con el sugerente título de “Tiempos líquidos”, Bauman, hace ya un buen tiempo, nos entrega su conocida obra que subtitula muy explicativamente como “Vivir en una época de incertidumbre” y que sin duda expresa sintéticamente su perspectiva analítica y la caracterización que propone para entender nuestra época presente. Evidentemente, la propuesta pretende ser una aproximación explicativa a esta época moderna nuestra como entendida como: una modernidad flexible y cambiante, es decir,líquida, que nos permite entender y definir la sociedad presente como contraria a lo sólido, estable y permanente. Todo cambia, es la gran máxima que radicalizada puede conducir a consecuencias socialmente novedosas.
Si bien es cierto que Bauman piensa desde y para la realidad europea, sus aportes han permitido a pensadores de las diversas latitudes y con las reservas necesarias, entender y dar cuenta de sus respectivas realidades socio-culturales en un mundo caracterizado también por la pequeñez del espacio, la rapidez y la intercomunicación.Así, desde el punto de vista político la democracia, con elecciones y cambio en el ejercicio del poder, parece haberse alzado con el santo y la limosna al imponerse de manera consensuada y aparentemente incontestable como modelo político deseable de convivencia; la economía parecer estar tensionada por aspiraciones diversas que confrontan la visión neoliberal de predominancia del mercado con la visión ¿socialdemócrata? que incluye obviamente una visión más tendencialmente igualitariaen lo social que parece encaminada a hacersedominante en la región en sustitución de un socialismo histórico que no parece haber conseguido aportar credibilidad sobre sí mismo vistas las limitaciones de su práctica histórica.
Así las cosas, el de hoy puede ser caracterizado como “tiempo de búsqueda y avance”, pues no se trata de una indagación libresca sino de aquella que asume el escenario político como laboratorio, la innovación como estrategia y la capacidad de crítica como camino autenticidad. Si se es capaz de actuar de esta manera la creatividad puede ser una gran aliada en la búsqueda de respuestas a los desafíos que se irán presentando. Pero, rescatando siempre en esa búsqueda la fidelidad a un pueblo pobre que confía en la capacidad de las sociedades de reconocerles su fundamental derecho a la vida. A mi juicio, la democracia se juega aquí su relevancia histórica: o sirve para construir equidad y participación para las mayorías o se reduce a una práctica engañosa que gente buena voluntad asume con una intención loable, pero que no consigue aportar en la práctica a la construcción de vida digna para todos y todas.
El tiempo de hoy es un desafío a la imaginación en condiciones probablemente mejores que las de épocas anteriores, pero de una gravedad mayor por lo que puede significar un fracaso para el esfuerzo colectivo y la capacidad de construcción de lo nuevo para el bien de todos y todas. Es necesario que el bien manifieste su capacidad para hacerse realidad.