Elecciones, encuestas y expectativas.
Por: Glenis E. Féliz
Este próximo 18 de febrero la Junta Central Electoral, JCE, celebrará las elecciones municipales y, a juzgar por las encuestas y los alegatos de fraude por los líderes de los partidos en la oposición, pues siempre se ha creído que la JCE, concentra un súper poder para beneficiar el partido político que gobierna y en perjuicio de los partidos políticos que están en la oposición cuando en realidad está demostrado que las elecciones se ganan o se pierden en las urnas.
Ese es el escenario que hemos tenido en cada proceso electoral en la República Dominicana, y está comprobado que los ciudadanos deciden a quién poner y a quién quitar, y ahora no tiene porqué ser diferente, pues todo va a depender de los candidatos, de su liderazgo, de su trabajo y sobretodo de la credibilidad y el afecto o desafecto de los votantes hacia cada uno de los candidatos o candidatas.
Ahora bien, una cosa es alegar fraude a destiempo y sin elementos de pruebas, y otra muy distinta es la falsedad de las encuestas, dicho así, porque algunas de las encuestas son reales y otras no, porque la matemática es una ciencia exacta y si el candidato A tiene 48% y el candidato B tiene un 30% entonces el candidato C debe tener un 21% más o menos, pero todos no pueden tener un 48% o un cercano 50%, siendo cada uno de los candidatos de partidos distintos compitiendo por el mismo puesto, y esto es un ejemplo para engañar a la población y se engañan así mismos, porque si bien es cierto que algunas encuestas son reales también es cierto que la gente no es adivina para saber con exactitud cuales datos son verdaderos y cuales son falsos.
Es por esto que los líderes políticos deberían reflexionar antes del día de las elecciones y ser un poco más transparentes con el manejo y la presentación de los datos, porque está en juego la credibilidad, la honestidad y la salvaguarda de quienes van a dirigir y administrar el proceso electoral, además, que los votantes merecen respeto, dicho así porque a nadie le conviene otro proceso electoral accidentado como el de febrero del 2020, y esa responsabilidad pesa en gran parte en los líderes políticos, porque al final unos van a ganar y otros van a perder las elecciones, sin embargo, no podemos darnos el lujo de poner en juego la democracia y el bienestar de todos los ciudadanos dominicanos.
Y si algo es válido son los trucos de campaña, pero las expectativas que se hacen algunos políticos son excesivas y no es conveniente para sus seguidores, ya que al final los votos emitidos serán contabilizados y habrá ganadores y perdedores, y el alegato de fraude sin pruebas no le ayudarán a recuperar la credibilidad y tampoco le ayudarán a ganar.