Por Edwin Vásquez

Anoche por primera vez en horario de las 7:15 de la noche, pude escuchar un ruido penetrante y contagioso en un sector exclusivo de la capital, por alrededor de 5 a 10 minutos, es la nueva forma de protesta e inconformidad de manifestarse en República Dominicana; El sonido de las ollas comenzó a sentirse luego del desenlace de las elecciones municipales. Se ha visto en las redes sociales que no solo es en las casas; sino también en los restaurantes, esta manera de expresarse gana popularidad, y se viene realizando desde hace varias noches en el país, dando al traste que algo anda mal.
Las primeras protestas de este estilo ocurrieron en Francia en la década de 1830, al comienzo de la Monarquía de Julio, por parte de los opositores del régimen de Luis Felipe I de Francia. Según el historiador Emmanuel Fureix, los protestantes tomaron de la tradición de charivari. el uso del ruido para manifestar desaprobación, y golpearon cacerolas para hacer ruido contra políticos oficialistas. Esta forma de mostrar descontento se volvió popular en 1832, llevándose a cabo principalmente en la noche y a veces con la participación de miles de personas.
Más de un siglo después, en 1961, se realizaron en Argelia «las noches de las cacerolas», en el marco de la guerra de Independencia de Argelia. Fueron estruendosos despliegues de ruido en ciudades del territorio, realizados con cacharros caseros, silbatos, bocinas y el grito de «Argelia francesa».
En las décadas siguientes este tipo de protesta se circunscribió casi exclusivamente a Sudamérica, siendo Chile el primer país de la región con registro de ellas. Posteriormente sea sentido, también en España, donde se le llama cacerolada, y en otros países del caribe.