El caso Rafael Devers y los Medias Rojas de Boston.

Por Fernando Despradel
Una lección de una correcta administración-
Desde inicios de temporada las relaciones de la super estrella de Boston y su equipo empezaron a agriarse cuando fué movido de tercera base a bateador designado y luego existían planes de colocarlo en la primera almohadilla.
Desde el primer cambio el estelar jugador se sintió incómodo, mostrando su rebeldía e inconformidad a la directiva del equipo.
Devers que se inició en el 2017 a los 20 años, firmó un abultado contrato por US$ 313,500, 000. por 10 años, apenas un año atrás,  que los bostonianos deben honrar y garantizar.
El jugador quisqueyano inició la presente temporada muy lento, con una racha negativa de varios juegos, hasta despegar y retomar la ruta productiva.
Al anunciarse su cambio el pasado domingo a los Gigantes de San Francisco su promedio de bateo era de 272, líder de cuandrangulares en su equipo, con 16; igualmente de boletos libres, con 56.
Precisamente el pasado fin de semana resultó la pieza clave para que los Medias Rojas vencieran a sus archirivales Yankees de N.Y. con su sólido bateo.
Resulta que el estelar toletero es el bateador que más ha castigado al trabuco de El Bronx, con jonrones disparados.
Rafael Devers representaba el principal soporte para que Boston alcanzara los playoffs en esta temporada.
Pero se nos olvidaba algo, un equipo de pelota es una empresa y un principio básico administrativo es la obediencia de sus empleados a los lineamientos de sus directivos.
Si cada empleado observara y pusiera reparos en las decisiones de una empresa, esta sociedad iría directamente al caos y al fracaso.
Bien decía el consejero y padrino del potente bateador, David Ortiz refiriéndose al caso: «hay que respetar, sin objección al que firma los cheques «.

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