Culpables de la invasión pacífica haitiana

Por Elias Samuel Rosario

Cuando buscamos la solución de un problema lo primero que debemos hacer es encontrar la raíz de su procedencia. Por más, que lo intentemos, si no somos consciente de las causas de su origen, jamás lograremos resolverlo.

La nueva clase política es culpable de la invasión haitiana, la cual se desbordó con la llegada al poder del PLD. Hasta ese momento, la entrada de haitianos era limitada y controlada por el expresidente Joaquín Balaguer.

Aunque nunca fui balaguerista, se debe reconocer que fue el último líder nacionalista que hacía cumplir las leyes migratorias y mantuvo un bajo endeudamiento para no comprometer nuestra soberanía.

Pero, con el surgimiento de una nueva generación de políticos antinacionalistas, poco a poco fueron hipotecando el pais y entregando nuestra soberanía. Sin preocuparse del aumento de los problemas en Haití y la amenaza, que representaba para nosotros.

Frente a esta debacle, las potencias internacionales decidieron que la solución más fácil para deshacerse del problema, es nuestro país.

Entonces planificaron la invasión pacífica, a cambio de seguir la carrera de préstamos y no tocar la corrupción, ni a los cómplices de los narcos. El auge de la economía, llevó al presidente Leonel Fernández 12 de enero del 2012 a trasladarse a Cabo haitiano para hacer entrega de una moderna universidad construida con nuestros impuestos. Olvidando nuestras propias necesidades.

Siguiendo la misma línea, el 18 de enero del 2014 el presidente Danilo Medina suspendió la deportación de haitianos ilegales. La entrada masiva de haitianos era apoyada por el gobierno. Lo que permitió la infiltración de todo tipo de delincuentes y criminales que escapaban de las cárceles.

Como parte del plan, silenciosamente se propagaron las ONGs, dotadas de cuantiosos recursos económicos, para realizar labores de apoyo y protección. El dinero fácil, atrajo comunicadores y medios para servir al propósito de impulsar la unificación. La sumisión de nuestros gobernantes, sumado al asesoramiento de las ONGs, empoderó a los haitianos ilegales.

Entonces comenzaron a exigir un trato igualitario, o superior al del dominicano en hospitales, escuelas y demás instituciones del Estado. Continuando con la agenda, se puso en práctica “la invasión de vientres”, impulsando a miles de mujeres embarazadas a cruzar la frontera, para que sus hijos nazcan en nuestro territorio.

Por otro lado, los consulados en Haití se convirtieron entre los más apetecidos por las cantidades de recursos que generaban con las ventas de visas. Los comandantes militares de la frontera, se sumaron a la avalancha de traidores bajo el lema “La Patria es mi casa y mi familia” para dedicarse a la adquisición de fortunas, con el trasiego de haitianos.

El horrendo asesinato de un tío del exministro de las FFAA Soto Jiménez y dos personas más, trajo como repuesta el incendio de todas las viviendas de haitianos en el área. Una lástima, porque pagaron justo por pecadores. No todos son malos, conozco muchos buenos.

El éxito de la marcha en Santiago es un mensaje claro y contundente a nuestras autoridades y a las potencias extranjeras, de que no permitiremos, que usen nuestro territorio para resolver el problema haitiano.

Eliassam16@hotmail.com