Carta al doctor Joaquín Balaguer
Por Joaquin Ricardo
A 20 años de su fallecimiento, y en ocasión de conmemorarse un nuevo aniversario de su natalicio, el doctor Joaquín Balaguer ocupa en la historia política nacional el sitial de relevancia que sus ejecutorias le conceden.
En 1966, después de restablecer tanto el estado de derecho quebrado en 1963, como la paz y el orden perdidas en las convulsiones sociales que culminaron con la guerra fratricida de 1965, el presidente Balaguer implementa un plan de austeridad destinado al saneamiento de las maltrechas y depredadas finanzas públicas, al tiempo de iniciar un modesto plan de infraestructura que culminó, al término de sus seis mandatos constitucionales, dotando al país de las principales obras de infraestructura existentes en toda la geografía nacional.
En esa época florecieron las carreteras, los caminos vecinales; acueductos y alcantarillados sanitarios; aeropuertos y puertos; multifamiliares, casas y apartamentos; escuelas y politécnicos; La Reforma Agraria; hospitales, policlínicas y clínicas rurales; al igual que grandes complejos hospitalarios, como la Plaza de la Salud; polideportivos y canchas urbanas y rurales, así como grandes complejos deportivos como el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte; la Plaza de la Cultura, con el Teatro Nacional, la Biblioteca Nacional, el Museo de Historia y Geografía; parques como El Mirador Sur y el Mirador Norte; el Jardín Botánico, el Zoológico Nacional, y el Acuario Nacional; sin descuidar el Medio Ambiente, que formó parte integral de su proyecto de Nación. Como presidente, en su primer discurso de toma de posesión, prohibió la tala de árboles y cerró los aserraderos; propició la reforestación de nuestros bosques, estableciendo la casi totalidad de las áreas protegidas del país y aplicó rigurosamente la ley a los violadores de las mismas, como demostró con los campesinos y extranjeros involucrados en la quema de árboles en Los Haitises.
Existen muchas obras más que por razones de espacio omitiré, pero no puedo concluir este resumen de los logros de seis administraciones gubernamentales del doctor Balaguer sin hablar de las presas y represas del país. Es importante resaltar que de las 13 grandes presas con que cuenta la República, el Presidente Balaguer construyó 10 y dejó el dinero para la undécima. Aunque esa no era la finalidad de las presas, hoy las mismas, agrupadas en una corporación del Estado, producen cerca del 24% de la energía nacional. Es importante dejar establecido que las referidas presas, como todas las obras mencionadas en el extenso párrafo anterior, fueron construidas con recursos propios y prácticamente sin endeudamiento externo.
En el orden institucional, el Presidente Balaguer fue el autor de las leyes de Zona Franca y de Incentivo Industrial, áreas todas con extraordinaria vigencia en la actualidad, que promovieron el desarrollo de la industria nativa e incentivaron la producción nacional. Mediante la adopción de la política de sustitución de las importaciones, apuntaló el crecimiento de la producción nacional. Fomentó, con acciones específicas, la inversión extranjera, siendo la Falconbridge y la Shell, con la Refinería de petróleo, tempranos resultados de esta política; promovió el turismo, mediante el establecimiento de la Dirección General de Turismo como parte de las instituciones gubernamentales, dictando las leyes de incentivo para este importante sector, INFRATUR es el mejor ejemplo. Como podemos ver, el doctor Balaguer sentó las bases del crecimiento y del desarrollo del país. Su modelo económico basado en las Zonas Francas, la Inversión Extranjera, el desarrollo de la industria nacional, el Turismo y el fomento a la producción nacional, sigue siendo esencialmente el que se implementa en la actualidad, con los cambios que introdujeron las nuevas áreas que el desarrollo tecnológico incluyó en la agenda nacional.
La República de sus desvelos, Presidente Balaguer, aunque administraciones posteriores modificaron algunos de sus preceptos presupuestarios y económicos, ha continuado por la ruta del crecimiento y del desarrollo. Gobiernos posteriores a 1996, por ejemplo, tomaron la iniciativa de entregar a grupos empresariales en procesos no siempre competitivos ni transparentes las empresas estatales que usted celosamente había conservado tras haberla recibido y entregado como patrimonio del Estado, a raíz de la muerte de Trujillo. Ese proceso promovido por las referidas gestiones gubernativas denominado privatización, principio cardinal del neoliberalismo y de la globalización, ha tenido como consecuencia groseras distorsiones y ha dado lugar al surgimiento de muchas interrogantes por parte de la ciudadanía, que ha visto esfumarse, en muchos casos sin consecuencia alguna, el patrimonio del Estado dominicano.
Este proceso se prefirió ante la creencia inducida de que el Estado es mal administrador, no las personas al frente de las empresas sino el Estado propiamente hablando. Durante sus administraciones, especialmente entre 1966 y 1978, las empresas agrupadas en CORDE, además de cumplir con la función social de emplear a los dominicanos arrojaban beneficios al Estado, por lo que nos resulta asombroso el dogma de fe de que el Estado es un mal administrador.
La práctica de entrega de las empresas en la presente administración ha tomado otra modalidad, y es la de las denominadas asociaciones público privadas y la utilización de Fideicomisos que se encargan de la administración de las mismas. Esta última modalidad también se emplea en la construcción de la mayoría de las obras del Estado.
En este punto, Presidente Balaguer, hay que admitir la construcción de grandes proyectos. El metro de Santo Domingo, los elevados y paso a desnivel; el circuito de carreteras del Este, la autopista del nordeste y las carreteras que integran el denominado boulevard de Samaná; así como el teleférico de Santo Domingo, aunque desconocemos el costo final de muchas de esas obras, las mismas han venido a mejorar el transporte y la movilidad vial de los dominicanos. Hay que resaltar que todas las obras mencionadas se hicieron con endeudamiento externo, y todo luce indicar que la mayoría de las que se contemplan hacer también serán financiadas de la misma manera.
En este tema del endeudamiento, al que usted fue tan renuente, por sus consecuencias futuras para la nación, y que al término de sus gestiones de gobierno en 1996 la deuda pública nacional se situaba en alrededor de 4000 millones de dólares, hoy en día ese rubro alcanza los 63,000 millones de dólares. Ante esta alarmante cifra, hay que admitir que la presente administración tuvo que enfrentar los efectos de la Pandemia del SARS COV 2, así como la situación de parálisis económica mundial que la misma produjo. La crisis económica nacional que se derivó de todas esas eventualidades obligó al gobierno a reforzar los subsidios sociales, situaciones todas que justificarían parte del endeudamiento de la presente administración. La pregunta a formularse sería la efectividad de estos subsidios, que comprometen también a pasadas administraciones, en lo que concierne a la pobreza y la falta de equidad en la distribución de los ingresos.
Muchos economistas opinan que esa no es la solución, sino que abogan por un sector productivo fuerte, con industrias competitivas, creadoras de puestos de trabajo, con mejores salarios a los trabajadores, como una salida más efectiva. Ésta última opción sabemos que formaba parte de su pensamiento económico, por lo que la misma resultaría de su agrado, aunque en adición a los subsidios focalizados se brindara asistencia social a los más necesitados, como usted, Presidente Balaguer, lo hacía y todavía se realiza en la actualidad.
En el sector eléctrico continúan los subsidios, y a pesar de su mejoría todavía esta área estratégica para el desarrollo nacional adolece de apagones. A pesar de los avances, aún se siguen destinando más de mil millones de dólares para subsidiar a este importante sector, que continúa con sus contratos onerosos y con las enormes pérdidas de las compañías distribuidoras, estas últimas operan con una pérdida promedio de más del treinta por ciento de la energía que distribuyen por sus redes. Ese problema eléctrico que le era tan criticado a sus administraciones gubernamentales todavía sigue siendo un tema espinoso y oscuro, así como muy costoso por cierto para el Estado.
La educación dominicana se encuentra en un proceso de revisión debido al deterioro de su calidad y la urgente necesidad de capacitar a sus docentes. Los avances obtenidos con la tanda extendida peligran y las licitaciones para proveer la alimentación de nuestros estudiantes son piedra de escándalo para una administración que se empeña en que la transparencia debe primar en cada acción gubernamental y ha prometido erradicar la corrupción, sometiendo a miembros de administraciones anteriores que presuntamente han incurrido en acciones dolosas, cuyos asombrosos niveles se revelan a diario. Al parecer, este tema de la corrupción, por las informaciones que se denuncian, llevó a una parte del sector empresarial productivo a dejar de competir en los mercados, asociándose a estos oscuros esquemas de exacción de los fondos del Erario.
En términos de presupuesto y el manejo del mismo, pasamos de sus presupuestos equilibrados o de escaso déficit a la época en que todos son deficitarios y en los que el Ejecutivo tiene muy poco margen de maniobra, ya que los gastos corrientes se llevan más del 85% del presupuesto, dejando sólo cerca del 14 % para gastos de capital. Resulta obvio que el gobierno no tiene recursos y que la única manera de obtenerlos, a pesar de los reajustes internos, es mediante una reforma fiscal y la reducción de las exenciones fiscales a determinados sectores empresariales, ya que como usted las concibió fue para ayudar al fortalecimiento y a la modernización de las empresas, con el fin de hacerlas más competitivas en el mercado local e internacional, considerando que veinte años era un tiempo más que suficiente para la obtención esas metas. Ante la falta de recursos, estamentos de la presente administración diseñaron algunas propuestas y, al parecer, la que tenía mayor consenso fue filtrada, con algunas de las supuestas medidas que el gobierno formularía en el proyecto de reforma, medidas que fueron acremente combatidas por casi toda la población, por lo que el propio Presidente de la República optó por prescindir de la presunta reforma. Por cierto, la reforma tributaria que usted, Presidente Balaguer, auspició en 1992, y que se aprobó con el consenso de todos los sectores, ha sido la única realizada en el país.
En el área de la salud se pueden exhibir avances notables, como el seguro nacional de salud, con amplia cobertura, así como nuevos centros hospitalarios. Continuamos con las reparaciones de muchas de las instalaciones existentes, y se mantiene la demanda salarial de los médicos y enfermeras, así como se mantiene e incrementa el excesivo peso en nuestro sistema de salud que ocasiona la cada día más alarmante cifra de parturientas haitianas.
Para concluirle esta extensa misiva, me permito resaltar lo que considero como la más grave amenaza para el futuro del país: me refiero a la situación imperante en el fallido Estado de Haití, con su anomia institucional y el grave peligro que constituyen las excesivas y bien armadas bandas haitianas que viven del secuestro y el chantaje, y su posible incidencia en un futuro no muy lejano en nuestro territorio. Esa ingobernabilidad y la violencia e incertidumbre que promueven los grupos armados ha producido una especie de desbandada, una migración descontrolada que llega al país ante la indiferencia y hasta complicidad de ciertas autoridades. Aunque el Presidente de la República ha sido coherente en afirmar ¨que no hay solución dominicana al problema haitiano¨, refiriéndose a las insinuaciones y demandas de que el país debe seguir permitiendo ese flujo de inmigrantes ilegales, hay funcionarios en posiciones estratégicas que parecen obedecer más al mandato de organismos internacionales que promueven una especie de fusión que al propio presidente y a la Constitución y las leyes que juraron hacer cumplir al asumir sus posiciones. Después, Presidente Balaguer, de su salida del gobierno esas organizaciones internacionales redoblaron sus esfuerzos logrando implementar su propia agenda migratoria en detrimento del gobierno de la República y del pueblo dominicano. A pesar de que Haití es un peligro para la estabilidad hemisférica, las grandes naciones con influencia internacional y hemisférica nada hacen, ni al parecer les interesa solucionar este grave problema.
Al mirar de manera retrospectiva y después de realizar los ajustes y los reconocimientos necesarios, nos parece de utilidad sugerir que las personas que tienen en sus manos el proceso de toma de decisiones del gobierno abreven en ese modelo exitoso que constituyó el proyecto de nación del doctor Balaguer. Sería útil estudiar, Presidente Balaguer, su accionar ante temas de importancia, como la Reforma Tributaria y el Plan Decenal de Educación, para la elaboración de los pactos necesarios destinados a preservar la gobernabilidad, y a enfrentar y solucionar mediante acuerdos nacionales los principales problemas que nos afectan, como serían el pacto fiscal; una reformulación del pacto educativo, así como un acuerdo nacional para la defensa de nuestras fronteras, ante la proliferación de las bandas armadas del vecino país y la grave inestabilidad de Haití. Necesitamos, de igual manera, un acuerdo nacional que nos permita buscarle una solución a la inseguridad y a la violencia sistémica, problemas multidimensionales que requieren del aporte de todos los sectores que inciden en la vida nacional, para solo citar algunos de nuestros principales retos como nación. La maestría y habilidades mostradas por el presidente Balaguer podrían servirles a las diferentes instancias de gobierno como guía para alcanzar con éxito la concreción de esos acuerdos, incluso por la vía el consenso, como fueron adoptados por el doctor Balaguer los dos que puse como ejemplo en el párrafo anterior.
Al finalizar esta extensa misiva no puedo evitar que acudan a mi mente las coplas de Jorge Manrique por la muerte de su padre:
¨Recuerde el alma dormida/ avive el seso y despierte contemplando/ cómo se pasa la vida/cómo se viene la muerte tan callando/cuan presto se va el placer/ cómo después de acordado da dolor/ cómo a nuestro parecer/ cualquiera tiempo pasado fue mejor¨.