Autorizan extradición a EU otro involucrado en estafa abuelos

SANTO DOMINGO.- El presidente Luis Abinader ordenó mediante un decreto la extradición de otro dominicano implicado en una red de estafas a adultos mayores en Estados Unidos (estafa de los abuelos).

Jovanni Antonio Rosario García, que había aceptado voluntariamente la extradición en agosto de este año, será entregado a las autoridades de Nueva Jersey para que responda a cargos de asociación delictuosa para cometer fraude por medios electrónicos y correo postal, así como de lavado de activos.

El decreto establece que Rosario García será entregado bajo la condición de que no se le juzgue por delitos distintos a los que motivan su extradición, ni se le aplique una pena mayor a la establecida en la legislación dominicana, lo que incluye la prohibición de la pena de muerte.

Rosario García es la sexta persona de once reclamadas en extradición por este caso que acepta irse de manera voluntaria. Los otros son Rafael Ambiorix Rodríguez Guzmán, Félix Samuel Reynoso Ventura, Juan Rafael Parra Arias, José Ismael Dilone Rodríguez y Miguel Ángel Vásquez.

Entre los acusados también figuran un tal Keko, Nelson Rafael González Acevedo (Nelson Tech), Miguel Ángel Fortuna Solano (Botija), Carlos Javier Estévez, Luis Junior Rodríguez Serrano y Miguel Ángel Vásquez.

«ESTAFA A ABUELOS»

Según la acusación, el grupo participó en una prolongada estafa a “abuelos” o “familia necesitada de fianza” contra cientos de adultos mayores en todo el territorio de los Estados Unidos, incluidos Nueva Jersey, Nueva York, Pensilvania y Massachusetts.

Se alega que varios trabajaron en centros de llamadas en la República Dominicana desde donde operaba la estafa, llamando a envejecientes estadounidenses y buscando robar su dinero.

SE HACIAN PASAR POR NIETOS

Según lo detallado en los documentos judiciales, los miembros de la conspiración, conocidos como “abridores”, llamaban a las víctimas en los Estados Unidos y se hacían pasar por los hijos, nietos u otros parientes cercanos de las víctimas.

Los centros de llamadas usaban tecnología para hacer parecer que las llamadas provenían desde dentro de los Estados Unidos. Por lo general, a la víctima se le decía que su nieto había tenido un accidente automovilístico, había sido arrestado en relación con un accidente y necesitaba ayuda.

Una vez que los abridores engañaban a las víctimas haciéndoles creer que sus seres queridos estaban en grave peligro, otros que trabajaban en los centros de llamadas, conocidos como “cerradores” supuestamente se hacían pasar por abogados defensores, oficiales de policía o personal judicial y convencían a las víctimas de proporcionar miles de dólares en efectivo para ayudar a sus seres queridos.

El efectivo generalmente era recogido por mensajeros enviados a las casas de las víctimas o enviado por correo por las víctimas bajo la dirección de los cerradores.

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