Al hacernos los sordos nos arriesgamos a ser las próximas víctimas.

Por Fernando Despradel

Con recurrente frecuencia las crecidas de imprevisto de los balnearios localizados en la provincia de Bonao han venido arrojando bañistas ahogados y otros muy golpeados producto de la insensatez y tozudez de muchos.
Debemos reconocer que los pronósticos se corresponden al comportamiento climatológico en un alto porcentaje.
El último suceso ocurrió en el río Blanco el pasado fin de semana, siendo víctima un grupo de excursionistas arrastrados precisamente por una impetuosa crecida del río que nace en las montañas de la región, por una conjunción de arroyos y cañadas.
Debemos reconocer a los organismos de socorro de la región que actuaron con prontitud y eficiencia, rescantando con vida a 12 del grupo y 1 está desparecido, precisamente el senderista líder.
Debemos ser más proactivos y previsores, ante los avisos de tormentas y copiosas lluvias debiera «tajamente» prohibirse la incursión de bañistas, senderistas y como se llame el que intente meterse en un río.
Ojalá y éste sea el último incidente.

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