Por Edwin Vasquez

El refrán popular “A rey muerto, rey puesto” significa que tan pronto una persona se retira o es destituida, o pierde un evento otra persona es designada en su lugar.

Dichos términos, toman su imagen de la política monárquica, en la cual, tan pronto muere el rey, es nombrado otro monarca. Así como también en cada proceso electoral en la Republica Dominicana, tal es el caso del actual alcalde del Municipio Santo Domingo Este, quien, en un arranque de ira, en fecha de 8 de octubre del año en curso, improvisaron una rueda de prensa, donde advirtió que él y su equipo de trabajo no apoyarían al candidato ganador Luis Alberto Tejeda, en las pasadas elecciones internas del Partido de la Liberación Dominicana. al denunciar que su triunfo se fundamentó en la compra de votos, el cual también reveló que su equipo político no tiene compromisos “con políticos torcidos que su liderazgo se llama don dinero”.

“Consciente de eso, ese candidato empezó a comprar dirigentes de nuestra organización política y el día de las elecciones se dedicó a comprar votos a 2 mil pesos, prácticas que rechazamos ya que contrastan con las enseñanzas, principios y doctrinas que nos enseñó nuestro líder y guía el profesor Juan Bosch”, indicó el incumbente.

Y surgen varias preguntas.

¿Al parecer esos mismos dirigentes políticos que le acompañaron tomaron un rumbo diferente, que los hizo cambiar de opinión?

¿Será que ya él no representa sus intereses a nivel político?

¿Sera la soledad del poder?

¿Sera que al que pierde nadie lo sigue?

¿Sera que su poder no era real?

En consecuencias al día de hoy, la diputada María Gallard, los candidatos a diputados Juan Carlos Echavarría (Joselito), Bolívar Valera, los regidores Alfredo Pichardo, Luis Flores, Edita Sandoval que formaban parte del equipo del ejecutivo municipal y ahora apoyan la candidatura de Luis Alberto, lo abandonaron a su suerte.

Con esto se envía un mensaje claro, “Que, a Rey Muerto, Rey Puesto”. Y concluye, el articulo con esta estrofa del bolero compuesto por Palito Ortega: “Hola soledad, no me extraña tu presencia, casi siempre estás conmigo, te saluda un viejo amigo, que te encuentres uno más”.