Por Virginia Pardilla

«No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”…Esta frase la escuchamos desde pequeños, la repetían con frecuencia nuestros padres cuando dejábamos una asignación escolar pendiente, o cuando no queríamos postergábamos recoger la casa….en fin a lo largo de la vida sería difícil no haberla escuchado.

La procrastinación es el hábito de postergar una actividad o responsabilidad, y que por lo general produce ansiedad al no ser concluida la tarea; esta situación casi siempre generada por un mal manejo de las emociones.

La accion de procrastinar afecta a nivel de las emociones al estar conscientes de la evasión realizada, y más aún si la actividad postergada trae consecuencias negativas o un efecto secundario.

En la procrastinación la consciencia te dice que debes realizar la asignación pendiente y aún así la dejas para después, a pesar de tener tiempo o invirtiendo el mismo en otra actividad sin la misma relevancia.

Algunas personas postergan por holgazanería, otras por la adrenalina que siente por hacer las cosas en contra del tiempo, otros por el placer que les da auto-lacerase, perjudicarse o hacerse daño a así mismo. Es por esto que procrastinación puede tomar dimensiones patológicas importantes.

Al procrastinar muchas veces somos conscientes del efecto negativo que repercutirá y aún así se mantiene el círculo vicioso, convirtiendo la acción en irracional o sin sentido.

La tendencia a dejar de hacer algo a pesar de que traiga consecuencias que te perjudique está basada en la falta de inteligencia emocional para manejar las emociones negativas que generan enfrentar la tarea postergada, A veces se esconde o se escuda en la falta de tiempo, pero si analizamos, dicho tiempo fue invertido en algo que no era tan necesario como lo que se dejó de hacer.

Otras tanta se dejan de hacer actividades porque ponemos en duda nuestra capacidad de hacerlo correctamente , o el por miedo a no hacerlo bien.

Sin darnos cuentas vamos justificando y postergando, consciente o inconscientemente delegando para después por no enfrentar las emociones negativas que nos genera la actividad postergada , e incluso dejamos de ponderar la realidad de que de todas maneras tendremos que enfrentarlo y en algún momento será peor pues de manera adicional se tendrá que manejar las emociones negativas de las consecuencia de la procrastinacion. Sobre todo la sensación de culpa al no terminar la tarea pendiente, haciendo crecer la sensación de angustia o ansiedad. Esto puede tornarse un mal hábito que llega a arraigarse en la persona.

Esta realidad se convierte en algo paradójico o contradictorio pues procrastinamos para evadir sentimientos negativos que produce la tarea que no queremos afrontar, y luego hay que enfrentar los sentimientos negativos de no asumir la tarea no realizada, sin embargo aun consciente se procrastina.

Por lo general, se tiende a procrastinar:

Las tareas retadoras, que requieren esfuerzos fiscos, emocionales o cognitivos.

Las tareas que no nos gustan o que son poco placenteras, y que nos parecen pesadas.

Para dejar de procrastinar o romper este ciclo vicioso:

Identifica que te hace dejar las cosas para después, casi siempre es un patrón repetitivo.

Identifica a qué hora del día estás con más energía y actitud positiva para afrontar esta actividad.

Reconocer que no es falta de manejo de tiempo, sino falta de manejo de control de las emociones que me genera la tarea procrastinada.

Reconocer que no es problema del carácter sino de mal manejo de las emociones.

Hacer una auto-conciencia de que estás dejando de hacer las cosas, y canalizar el deseo de terminar al comprender las consecuencias de no realizar la tarea.

Divide la tarea en varias etapas . Empieza y ve revisando con cotejo lo que vas cumpliendo y lo que te hace falta.

Relájate, si te es permitido pon una música que te guste para realizar esta tarea.

Si no terminas la tarea ,no te culpes, vuelve a intentar.

Medita , piensa y haz conciencia de tus sentimientos frente a esa tarea.

Perder el miedo de fallar o hacerlo mal y con la práctica lo harás más rápido y mejor.

Recuerda que eliminar un mal hábito requiere esfuerzo , pero poco a poco puedes construir uno bueno. No es fácil dejar ese hábito, pero con organización, disciplina y esfuerzo se puede. La autora es psicóloga y educadora, directora y fundadora de MLC SCHOOL Twiter: @MLC_Schoolrd @SVirginiaP Instagram: @pardillavirginia.