A 96 años de la ocupación norteamericana

Por Chichi De Jesus Reyes

A mediados de este mes de julio se cumplen 96 años que las tropas de los Estados Unidos comenzaron a abandonar el país, luego de ocho años de ocupación, desde 1916 hasta 1924. Un año antes los marines ocuparon Haití, y en noviembre del año siguiente las tropas oficializaban la invasión a República Dominicana.

Los alegatos para disponer la invasión militar al país fue la falta de organización administrativa de las autoridades dominicanas para garantizar el pago de la deuda externa con empresas estadounidenses, compromisos que empezaron diez años antes.

De inmediato la receptoría general de aduanas asumió el control sobre todos los proyectos de trabajos públicos y sobre los ingresos públicos dominicanos, al tiempo que los representantes norteamericanos comenzaron a supervisar todas las actividades a nivel nacional.

En el año 1914, con las facciones rivales de Juan Isidro Jimenes y su jefe de Guerra (Fuerzas Armadas), Desiderio Arias, listos para una guerra civil, llegaron al puerto de Santo Domingo buques cargados de marines, que lograron una tregua que detuvo el enfrentamiento. Restablecido el orden se efectuaron elecciones en las que resultó electo el veterano político Juan Isidro Jimenes.

El nuevo presidente recibió de los Estados Unidos garantías firmes de apoyo contra las guerrillas de Desiderio, y creyendo en esa promesa ordenó el arresto de dos de los principales seguidores de Arias. El jefe militar se acantonó en la fortaleza Ozama y apoyado por tropas leales a él, se levantó en otra revuelta.

Fracasadas las negociaciones entre las partes en pugna el ministro norteamericano, con instrucciones del Departamento de Estado, apoyó al presidente Jimenes, y al mismo tiempo dispuso el desembarco de las tropas de ocupación, supuestamente para “proteger los intereses y la legación norteamericana”.

El congreso dominicano, bajo presiones de Desiderio, votó para que se acusara al Presidente de “abandonar el solio presidencial y concentrarse en su campo reuniendo tropas”. Horas más tarde, Jimenes llegó a la ciudad con efectivos del ejército que le fueron leales y la guerra empezó de nuevo entre sus fuerzas y las de Arias.

Durante meses eran constantes los enfrentamientos entre los dos grupos, el primero con el respaldo de los norteamericanos, y el segundo confinado en puntos estratégicos de la capital y zonas aledañas. Finalmente, Jimenes renunció dando como razones de su dimisión su indisposición o no voluntad para volver las armas norteamericanas contra sus compañeros dominicanos.

La salida de Jimenes dejó al país sin un presidente y el Congreso Nacional creó un consejo provisional de ministros con funciones ejecutivas, que escogió al industrial Juan Bautista Vicini, como presidente provisional.

Una decena de oficiales norteamericanos gobernaron hasta el abandono de las tropas, cuando se anunció que el presidente Hartling ofreció un plan para la desocupación del país, bajo la exigencia de una serie de condiciones que fueron rechazadas por los dominicanos, con el escritor Américo Lugo a la cabeza.