HAITÍ: HACIA OTRO PARCHE POLICÍACO-ELECTORAL.

Por José Ricardo Taveras Blanco.

Todo el mundo anda aplaudiendo el envío de tropas internacionales a Haití, se supone que enfrentarán las pandillas, las harán “desaparecer” … Lamento ser la nota discordante en esta sinfonía sin restarle importancia al evento, que la tiene, les advierto que el universo de dramas que padece esa nación no será resuelto con esas tropas, como no lo fue con la Minustah y con ninguna otra.

En esencia, la agenda de la comunidad internacional en Haití se ha circunscrito, y esta vez no es la excepción, a ejercer control policial para la celebración de elecciones y sostener precariamente los gobiernos, porque conforme ha interpretado la comunidad internacional, con parches electorales que generen una “democracia” se come, se educa, se brinda techo y se cura la pobreza de toda índole que en general está en la base de la desgracia haitiana.

Pasará la presente algarabía, vendrá un proceso electoral en el que muy probablemente surja un nuevo socialismo del siglo XXI en las propias narices de los americanos, con sus propios recursos, esos “inocentes” que ignoran que el canal del río Dajabón lo construye una compañía del ejército cubano, pero todos felices porque por ahí viene la droga electoral que es mágica en la solución del universo de dramas que viven nuestros vecinos.

Esa fórmula olvida convenientemente que redimir Haití comienza por una intervención administrativa y financiera de mediano y largo plazo que los acompañe en su redención, creando un marco constitucional adecuado para esa realidad social y desarrollando las infraestructuras de todo tipo que reconduzcan ese pueblo al tiempo que construyan un nuevo haitiano en el marco de su identidad. Pero no, occidente financia la guerra de Ucrania y ya se anuncia la creación, solo en Europa, de un fondo de más de 500 mil millones de Euros para el rescate de una Ucrania envuelta en una guerra de cuyo fin resulta complicado hablar, en cambio para Haití no es posible un mini Plan Marshall, ellos han decidido que ese peso se le pegue a los dominicanos en esta isla que con desdeño asumen como almacén de negros, sin respeto alguno por la dignidad e identidad de haitianos y dominicanos.

Disfruten de la buena nueva de una intervención, parece que policial, liderada por Kenya y otros tantos, imagínense, porque si se van a matar con las bandas, los soldados canadienses, americanos o franceses no pueden, pero si es de negro a negro, que se maten, eso no sería problema.

Les aseguro que eso, como todo, llegará a su fin y despertaremos con el mismo o un peor Haití y los dominicanos con una carga mayor. Tal vez recuerden esta nota en ese momento. De manera que, sin dejar de agradecer que pongan a dormir las bandas mientras estén ahí, como siempre he dicho, seamos testigos de un nuevo parche electoral, porque como ya dije más arriba, con democracia se mata el hambre que padecen y sed de justicia que sólo nos hemos empeñado en mitigar los dominicanos.

Me retiro a la reflexión que me conduce a permanentes lamentos y al sufrimiento de la egocéntrica actitud de nuestras élites, pagadas de sí mismas e indolentes con la suerte de la tierra que los ha convertido en lo que son, único espacio donde lo serán, pero lo ignoran, también me retiro a sufrir nuestra aciaga indiferencia, cuando no ignorancia de lo que se nos viene encima.

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