Alcaldía de Manuel Jiménez: fiasco Municipal

Es innegable que el exquisito cantautor Manuel Jiménez, durante su intensa y extensa campaña para alcanzar la relevante posición de alcalde en Santo Domingo Este, arropó con un manto de ilusiones a la mayoría de la población votante, residente en el municipio de mayor dimensión territorial en el país.

Con su fluida expresividad y una oratoria saturada de propuestas encantadoras, supo arropar y satisfacer las diversas expectativas de una considerable porción de los munícipes que aspiran convivir en una demarcación verdaderamente vivible, segura y digna.

Transcurrido el tiempo, Manuel Jiménez, el autor del hermoso tema Derroche, investido como gerente municipal, con su estilo de administrar y ejecutar, lamentablemente ha reflejado que tal como se expresa en el ámbito artístico, desde donde fundamentalmente procede, “una cosa es con guitarra y la otra es con el violín”.

Su proceder como principal ejecutivo de la Alcaldía de Santo Domingo Este, esencialmente, refleja estar cimentado en sus caprichos personales y no, necesariamente, en las necesidades más sentidas por quienes subsisten en el principal municipio de la provincia Santo Domingo.

Sus frecuentes iniciativas y ejecuciones obedecen a un voluntarismo que raya en el absurdo y el anacrónico radicalismo propio de un estilo de accionar político desgastado, gracias a Dios, por el discurrir del tiempo.

Las obras desarrolladas en su gestión, inicialmente bien mercadeadas, con una brevedad que causa sorpresa, han pasado a convertirse en estructuras y espacios poco funcionales con matices de ruinas, como resultado de la carencia de una concepción y planificación técnica sustentada en criterios y valores correctamente concebidos por auténticos especialistas en la materia.

Su insistir en crear lo que en el orden de prioridad no requiere su municipio llama a convencernos que sus urgencias están enmarcadas en procurar acumular el rechazo en una comunidad defraudada por un gerente municipal recurrente en hacer más de lo mismo, proyectando una gestión que obliga a pensar en el fiasco.

En definitiva, sin exageración alguna, es posible asegurar que el alcalde Manuel Jiménez tiende a llenar su ego, empecinado en “no pegar una”.

Lista

Manuel Jiménez.
Entre las muestras evidentes y recientes de su impericia gerencial, numerosas por cierto, pasemos a enunciar algunas inaceptables y que sin duda, ponen de manifiesto que en la alcaldía bajo la dirección y administración de Manuel Jiménez, hay que enderezar entuertos.

Se remozó la Plaza Juan Pablo Duarte con una inversión económica significativa para, prácticamente, no ser utilizada a plenitud en el esparcimiento sano y el compartir familiar de los residentes de la zona.

Quizás motivado por ser figura connotada del arte y la cultura, Manuel Jiménez acaba de crear un espacio cultura en honor a la bailadora estelar sonera doña Chencha, en un lugar inapropiado y erogando su alcaldía una suma mayúscula de dinero, conociendo que aquel escenario resultaría infuncional y obviando que en el municipio Santo Domingo Este existen dos imponentes anfiteatros y otros ambientes más apropiados pero olvidados.

Probablemente, con el dinero invertido en la referida obra, bien se lograba sustentar una verdadera academia de bailes de sones, merengues, bachatas y otros géneros, que tanto atraen a los adolescentes y jóvenes del presente.

De igual modo, en ánimo de valorar en su justa dimensión la música, el folclore y la cultura popular, tal vez hubiese sido más prudente invertir el dinero del cabido en el rescate de la abandonada escuela de la profesora Iris del Valle, ubicada en el corazón de la populosa barriada de Los Minas, de donde surgieron las principales figuras femeninas de la música bailable dominicana, cuya vetusta edificación los familiares de la extinta maestra-artista siempre han mostrado interés que vuelva a convertirse en un valioso centro de formación musical.

Y qué decir de la hoy destartalada biblioteca del poeta negro Juan Sánchez Lamourth, orgullo de nuestro municipio, ubicada al frente de Liceo Ramón Emilio Jiménez, en Los Minas, recuperación que con un insignificante monto de dinero pudo ser una realidad para la divulgación y fortalecimiento de la cultura en un municipio donde brillan por su ausencia centros de esa naturaleza.

Al finalizar estos apuntes, por el momento y atendiendo a razones de espacio y tiempo, permítaseme no referirme al desastre acontecido con el cumplimiento que la Ley establece al momento de la asignación y aplicación del llamado Presupuesto Participativo, en interés de que los diversos sectores del municipio sean realmente objetos y sujetos de su propio desarrollo.

Es lamentable que aquel prometedor de eficiencia y cumplimientos, en campaña electoral, hoy, alcalde de Santo Domingo Este, no haya demostrado sensibilidad humana a la hora de la donación de útiles escolares entre los familiares de quienes con una pala, un escobillón o una carretilla, entre otros instrumentos de trabajo, dan ejemplo como servidores públicos en su institución.

Es un contrasentido que siendo el cantautor Manuel es el principal gerente de uno de los ayuntamientos con mayor presupuesto municipal del país, tampoco haya previsto la entrega a tiempo de los tradicionales recursos navideños a los honorables concejales y a los esforzados y laboriosos miembros de la empleomanía municipal

Pero nada, concluyo afirmando que todo es posible cuando se desea ser una expresión genuina de un fiasco municipal, como ha sido, hasta el momento y en sentido general, la gerencia del expresivo y temperamental alcalde Manuel Jiménez.

Hagamos una pausa…