Primera Vuelta en BRASIL
Por Nidia Paulino
Fue la elección de los haters: Al igual que en 2018, la mayoría de los votos se votaron por temor a que el otro se lo llevara (y probablemente será lo mismo en la segunda vuelta).
– A diferencia de 2018, Brasil no está dividido en 3, sino más polarizado, con la tasa más baja de blancos y nulos desde 1994.
– Brasil es (y siempre ha sido) un país conservador y eso quedó muy claro.
– El Centro fue el gran perdedor, mostrando que ha perdido su “sex-appeal” y necesita recomponerse y redescubrir su discurso, aprendiendo a entender a la gente.
– Las encuestas completas para uso estratégico siguen siendo válidas. El error (algo que ya pienso hace tiempo) es la divulgación extensa (por la prensa) de la intención de los votos estimulados, que son datos superficiales y no captan los sentimientos del electorado. Si, por ejemplo, solo mira los datos espontáneos, ya puede ver el empate técnico entre Lula y Bolsonaro, confirmando los resultados finales. Y eso sin contar con la evaluación del humor de los votantes.
– La Simone Tebet de los debates no se reflejó en la Tebet de la campaña, que no logró crear una conexión emocional. Faltaba una mirada femenina, incluso de tener el coraje de no enfatizar la condición de mujer, sino la de alguien que resolvería problemas.