La desilusión y la rabia que provoca la injusticia
Por Maximo Sanchez
En un nuevo eslabón de desencanto, los tribunales dominicanos han dejado atónitos a toda la sociedad. Hasta aquellos que soñaban con una sentencia pírrica sobre sus grandes culpas, se han quedado boquiabiertos con la sentencia dictada este pasado viernes por las juezas Claribel Nivar Arias, Yissel Soto y Clara Sobeida Castillo en el caso de la OMSA y el asesinato del Dr. Yuniol Ramírez.
El tribunal ha liberado de culpas al Sr. Manuel Rivas, principal beneficiario de la corrupción en la institución que dirigía, y contra la cual se levantaban las denuncias y presiones del asesinado Dr. Ramírez.
En un caso, en que apareció hasta un prestamista millonario, suplidor de la institución para proveer el dinero necesario para comprar el silencio del fenecido Yuniol Ramírez, los principales socios del desmantelamiento de autobuses y equipos de la Oficina Metropolitana Servicios de Autobuses, se marchan a sus casas sonrientes por una labor de corrupción sin sanción penal.
A partir de precedentes como este, estamos seguros y apostamos una papeleta antigua del gobierno de Lilís, a que los acusados enviados a sus casas por el caso “anti pulpo”, no pisarán de nuevo la prisión en este gobierno; esos salieron por una negociación política, que les garantiza impunidad, y que nadie sabe aún que les ha garantizado a sus liberadores.
La “justicia independiente” ha sido el show mediático más sazonado por este gobierno; y en una ringlera de desabridas e injustas sentencias, se ha caído la venda de la diosa.
Pobres ilusos de aquellos que pudieron creer qué, ese mercado persa creado en toda una vida de lascivia judicial, podía cambiar de la noche a la mañana, solo con la integridad y la voluntad de una dama como la Dra. Miriam Germán Brito.
Aquí estamos de nuevo, con el hartazgo de la desilusión, y con la rabia contenida que provoca la injusticia… ¡Pobre República Dominicana!