Santa Bárbara muere lentamente
En los últimos días vemos como ha llamado el interés
de los medios de comunicación y las fundaciones
medio ambientales del país, las generadoras eléctricas
colocadas en los márgenes del Rio Ozama, por sus
efectos contaminantes tanto a las aguas del Rio
capitalino, como a la salud, de los habitantes de los
sectores colindantes, que son alcanzados por el humo
emanado por las turbinas de las generadoras.
En la página 71 del libro CUANDO MURIÓ LA
DIGNIDAD, escrito por el Lic. Darío Cuba, en 2005,
encontramos sus preocupaciones y sugerencias para la
época, de cómo esto afectaría directamente la vida y
desarrollo de estas comunidades, que tienen de frente,
las emisiones contaminantes de esta planta
correspondiente a la empresa SEABOARD
TRANSCONTINENTAL, representada en el país por el
señor Armando Rodríguez.
Hace contar el experimentado periodista, que, en
1993, año en que se tomó la decisión de colocar en
Santa Bárbara esta generadora, se hacía constar que la
misma estaría colocada en el sector de manera
provisional y que luego sería trasladada a otro lugar.
Esto nos da la idea, que, desde el primer instante,
tanto la empresa, sus representantes, así como las
autoridades, estaban conscientes del daño que esta
generadora iba a crear en el medio ambiente y en la
salud de los hombres, mujeres y niños que, desde
tiempos coloniales, desarrollan sus vidas en esta parte
de la capital dominicana.
Nos cita el señor Cuba en su obra, que una persona
que pase un día respirando en esta localidad, habría
inhalado una cantidad de humo equivalente entre 10 y
15 cajetillas de cigarrillos, ocasionándole esto daños
irreversibles a su salud, sin nunca en su vida haber
fumado un cigarrillo.
De igual manera los jóvenes del lugar se vieron en la
obligación de abandonar la práctica del Baloncesto,
deporte popular en esta comunidad, debido a que
cuando son encendidas las turbinas de la generadora,
la cancha se nubla del humo negro y contaminado lo
que hace imposible permanecer dentro del espacio
deportivo.
En estos momentos que los ojos de gran parte de la
población están exigiendo el traslado de estas plantas,
aquí tenemos un estudio completo de la situación,
donde se advierte hace tres lustros y un poco más, el
envenenamiento al que han sometido a la histórica
comunidad de Santa Bárbara.