Comentarios de políticos vistos en retrospectiva
Por Bernardo Vega
En las elecciones de 1994 no solo hubo fraude a favor de Joaquín Balaguer, sino que tuvo lugar una campaña negativa contra su contrincante José Francisco Peña Gómez que enfatizó sus orígenes haitianos y supuestos planes de unificar la isla.
Esas elecciones coincidieron con el embargo impuesto por Naciones Unidas y la OEA, apoyada por el presidente Bill Clinton, prohibiendo las exportaciones a Haití de gasolina y de gas propano para provocar la salida de los militares golpistas y el retorno al poder de Jean Bertrand Aristide.
El Gobierno norteamericano y los observadores internacionales presionaron a Balaguer ante el fraude electoral.
Rafael Herrera, en un editorial de julio de ese año, escribió: “El país está como la arepa con candela por arriba y candela por debajo debido al problema haitiano y al proceso post electoral”.
Agripino Núñez Collado, en sus memorias, recordó: “De todas las situaciones críticas que ha vivido el país la más difícil para la democracia fue la de 1994”.
El historiador Frank Moya Pons describió correctamente la campaña negativa contra Peña Gómez como “la peor evidencia de racismo que hemos visto desde las guerras dominico-haitianas”.
La percepción generalizada era que Balaguer negociaría un quid pro quo con Washington bloqueando la frontera a cambio de que le dejaran tranquilo con su “victoria” electoral. Balaguer aceptó permitir la presencia de militares norteamericanos del lado dominicano de la frontera y recibir US$50 millones en material bélico.
Seis días antes de la toma de posesión de Balaguer, este, el PLD y el PRD llegaron a un acuerdo para modificar la Constitución prohibiendo la reelección consecutiva y estableciendo una doble vuelta si ningún candidato sacaba un 50%, porcentaje que Peña Gómez no lograría pues apenas había llegado a un 41.55% en 1994.
Se dudaba que Balaguer cometiera harakiri al prohibir la reelección en 1996. Leonel Fernández dijo: “Balaguer tiene sus propios medios, sus propios trucos, entiende la necesidad de negociar el asunto haitiano para que le dejen solo en el asunto electoral. Puede ganarle a Clinton, puede ganarle a cualquiera, puede llegar a un acuerdo con él, pero siempre se burla de todos”. Pero luego Fernández sería parte del grupo del PLD que negoció ese acuerdo con Balaguer.
Irónicamente dos años después, en unas elecciones donde Balaguer no podía constitucionalmente ser candidato y Bosch se había retirado de la política por razones de salud, al no lograrse el 50% en la primera vuelta y quedando Peynado del reformismo fuera de combate, Balaguer públicamente dio el apoyo de su partido a Fernández y eso fue lo que le dio la victoria sobre Peña Gómez en la segunda vuelta.
Cuando pocos días antes del 16 de agosto de 1994 se acordó modificar la Constitución, el vicepresidente reformista, Carlos Morales Troncoso, dijo a un alto funcionario del Departamento de Estado que el anuncio de Balaguer de que habrían nuevas elecciones dentro de dos años era una impostura, pues era improbable que Peña Gómez aceptase ese “ramo de olivo ya que Peña había sido engañado por Balaguer demasiadas veces en el pasado y que no era verdad que Balaguer no sería candidato en 1996 pues ese era un calculado ardid”…
“La Asamblea Nacional, controlada por los reformistas tampoco aprobaría una disminución en el período de los recién electos congresistas”.
Pero dos años después, cuando las elecciones de 1996, Morales Troncoso acompañó a Balaguer en los mítines del PLD, aupando la candidatura de Leonel Fernández.