La reelección sepultará la consigna del cambio

Por Fernando Peña
Dicen que la reelección trae más inconvenientes que ventajas.
En un país como el nuestro con una deuda social tan acentuada, pobreza y falta de conciencia social y educación formal la reelección presidencial no es posible sin politiquería, sin el dame lo mío, sin ser un simple maximizador de votos, sin fomentar las alianzas, sin recurrir a la repartideras de puestos, botellas a los compañeritos, en definitiva, sin recurrir al despilfarrador del presupuesto.
Tiene Luis Abinader que articular una inmensa red de favores y controles para colocar al frente de la institucionalidad a fieles partidarios que no entorpezcan sus planes continuistas.
Ustedes verán oponentes internos nombrados, así como de la oposición. Tal y como han sido todas las anteriores reelecciones.
Ha llegado el momento del presidente Luis Abinader sinterizarse en la política y en su gestión de gobierno.
Esto no es que el pueblo decida. NO. Esto es imponer una reelección a como dé lugar, recurriendo a los mismos métodos de siempre y que tanto se criticó para llegar al Poder.
Y se empieza a ver en las decisiones internas del PRM. El Tribunal Superior Electoral (TSE) declaró inadmisible nuevamente la acción de amparo preventivo de extrema urgencia contra la convocatoria de la asamblea de delegados del Partido Revolucionario Moderno (PRM).
Eso no es fortuito. Ahí está la mano política del PRM e incluso del presidente Luis Abinader.
El pleno del tribunal integrado por Ygnacio Camacho Hidalgo, Juan Alfredo Biaggi, Rosa Pérez de Garcia y Fernando Fernández, votó a unanimidad. Sostienen mediante sentencia que existe otra vía judicial que permite obtener la protección de los derechos alegadamente conculcados.
Ya varios analistas han señalado que detrás de esas decisiones existe una razón de fondo: la mano política del PRM y el presidente.
Son consecuencias de la reelección. Con ella se deteriora la calidad del Gobierno.
También el gobierno se pone cada vez más sensible a la crítica y más intransigente. Como hemos observados en las últimas semanas.
La reelección presidencial obstruye el reemplazo generacional, la competencia entre líderes y la circulación de las élites, refuerza el caudillismo en detrimento de las instituciones.
El presidente, el caudillo, se va rodeando de cortesanos que lo halagan y confunden en busca de privilegios.
Además, fomenta un tipo de nociva relación mercantilista entre el poder económico y el político. Se retroalimentan mutuamente. Facilita la corrupción.
No sé qué opinan quienes promueven la reelección de Luis Abinader en el PRM con tanto entusiasmo y tanta candidez. Los que ayer la criticaban, hoy la alaban.
Solo que si no hay un cambio de rumbo del gobierno, sino bajan los precios delos alimentos, la comida, la gasolina, los servicios, la delincuencia, sino hay soluciones verdadera en el campo, sino hay obras de infraestructuras vitales, si las cosas siguen como van, para imponer la reelección y tener buen éxito en el 2024, tendrán que recurrir a los método de siempre, más con un partido minoritario en termino electoral, que tiene obligatoriamente que imponer una gran coalición política para ganar las elecciones.