Por primera vez en 50 años la Basílica de Higüey no abre sus puertas a sus fieles en el Día de la Altagracia

Santo Domingo.- Hoy por primera vez en sus 50 años de dedicación no es celebrada abierta para el público de la forma tradicional la Solemnidad de Virgen de La Altagracia en la Basílica de Higüey.

Como consecuencia de la llegada del Covid-19 al país este 21 de enero la Basílica de Higüey, uno de los santuarios más concurridos del país, no abrió sus puertas a los miles de fieles y peregrinos que cada año se desplazan al santuario a rendirle tributo de amor y devoción a la madre protectora del pueblo dominicano.

Una vigilia realizada desde la virtualidad ha sido la forma en que miles de personas han podido profesar su fe mediante el rezo del rozario, novenas y desde sus casas han clamado a la Virgen de La Altagracia para que intervenga y con su manto cubra al pueblo que la consagró como su protectora.

El Altar de la Basílica de Higüey está bellamente adornado para la Virgen aunque el templo está cerrado para los fieles.
Esta solemnidad ha sido celebrada desde la medianoche de ayer iniciando con una vigilia en nonor a la «más alta en gracia» que culminó con una Eucaristía presidida por el obispo de la Diócesis Nuestra Señora de La Altagracia en Higüey, monseñor Jesús Castro Marte.

¡Por Amor a La Virgen! fue el nombre de la Vigilia iniciada a las 11:55 de la noche del miércoles en vísperas de esta fiesta tan importante para los dominicanos, que por primera vez a causa del coronavirus, visita cada hogar a través del uso de los medios de comunicación y las redes sociales.

Castro Marte en el pasado mes de diciembre dijo en un comunicado que «permitir las celebraciones altagracianas sería exponernos a un alto riesgo de contagio, debido a la participación masiva de fieles de toda la nación y de otras latitudes que cada año, particularmente los días 20 y 21, se congregan en el santuario».

El Obispo en su homilía lamentó que este santuario inaugurado un día como hoy, pero de 1971 no abriera sus puertas a los fieles criollos y extranjeros que peregrinan, en ocasiones por días, para venerar la imagen de la Virgen que fue trasladada el 15 de agosto de 1973 por mandato apostólico de la Iglesia Parroquial de San Dionisio a la nueva catedral de la diócesis de Nuestra Señora de la Altagracia.

Nave central de la Basílica de Higüey.
Sin embargo, Monseñor Jesús Castro Marte favoreció la implementación de la modalidad virtual que hoy hace posible la transmisión de esta celebración no solo liturgica, sino también nacional.

Tradicionalmente miles de fieles devotos de la Virgen viajan de diversas provincias del país a la Basílica de Higüey, ubicada en la provincia La Altagracia, cuyo nombre conmemora el cuadro de la virgen, traído desde España.

Esta advocación mariana no es solo de República Dominicana, pues países como Argentina, España, México, Panamá y Venezuela hacen peregrinaciones, misas, novenas, promesas y sacrificios por favores recibidos de la Virgen de la Altagracia.

La Basílica de Higüey

Esta iglesia fue declarada, el 12 de octubre de 1970, como Monumento Nacional; mientras que, el 17 de diciembre, el papa Pablo VI le concedió el título y la dignidad de Basilica Menor al templo de Nuestra Señora de la Altagracia, por la devoción que siempre ha manifestado el pueblo dominicano hacia la Virgen Madre de Dios.

Según la obra «Un pueblo unido por la Fe» de la autoría de Esteban Prieto Vicioso y Virginia Flores Sasso, el templo fue construido en hormigón visto, marcando un pro fundo contraste con la forma y los materiales constructivos de la antigua iglesia, destacándose tres cuerpos fuertemente marcados: la nave, la parte central con su arco-señal y el absi- de.

«El espíritu devoto del pueblo ha interpretado la forma del gran arco exterior como unas manos en oración, el manto de la Virgen o la puerta del Cielo, sin ser esto el propósito del di seño de los arquitectos, según expresaron ellos mismos. En el diseño fueron tomados en cuenta, con gran acierto, los aspectos térmicos, luminosos y acústicos, logrando un ambiente interior agradable y confortable», explican en la obra.

Son numerosos los relatos de los milagros de la Virgen y las peregrinaciones que se realizan para venerar su imagen.
Ademas, la Basílica contiene reconocidas obras de arte realizadas por destacados artistas, entre las que se destacan los vitrales, que juegan un papel muy importante en todo el in terior del edificio. Estos fueron diseñados por un equipo de vitralistas y vidrieros dirigidos por los arquitectos responsables de la obra.

El cuadro de la Virgen de la Altagracia, objeto de veneración y razón de ser de la Basílica, se encuentra en un retablo on el abside, a cierta distancia del altar mayor, para permitir el acceso al cuadro aun cuando se este celebrando la misa; esto fue tomado muy en cuenta por los arquitectos por considerar que mostrar el objeto de devoción era la función principal de la Basilica.

Mientras que el retablo, diseñado por el escultor Antonio Prats Ventós, constituye un fondo que se compone de barras de acero verticales, vestidos de caoba, coronados por una palo ma que simboliza el Espiritu Santo, adornada con 500 piezas en forma de hojas y esferas doradas. La metáfora del naranjo, donde el lienzo venerado de la Altagracia apareció por primera vez.

En la parte alta del crucero se encuentran los murales del artista español Vela Zanetti que representan una parte de la leyenda de la Altagracia y por otra parte, diversas advocaciones de la Santa Virgen.

Algo que se destaca en la obra de la Basilica es su carrillón de 45 campanas, el más grande de América en el momento de su instalación el 15 de agosto de 1977. La campana principal está dedicada a la Virgen de la Altagracia en nombre del pueblo dominicano.

La imagen de la Virgen de la Altagracia

Esta imagen ha sido coronada dos veces; la primera fue el 15 de agosto de 1922, en el pontificado de Pío Xl.

En su primer viaje a la República Dominicana, el papa Juan Pablo Il coronó personalmente, el 25 de enero de 1979, a Nuestra Señora de la Altagracia con una diadema de plata sobredorada (cinta), un regalo personal suyo a la primera Virgen evangelizadora de América, acto realizado durante la misa oficiada en la Plaza de la Independencia.

En su tercer viaje el papa decide 12 de octubre de 1992 a Nuestra Señora de a Altagracia, en su Basilica de Higüey, con motivo de la con memoración del Quinto Centenario del Descubrimiento de América y de la iniciación de la Predicación del Evangelio.

El cuadro de la Altagracia tiene 33 centímetros de ancho por 45 de alto y se considera una obra primitiva de la escuela española pintada a finales del siglo XV.

El 31 de octubre del año 1927, el papa Pío XI declaró el 21 de enero como día de precepto en toda la nación. Foto Virginia Pichardo
El referido lienzo muestra el nacimiento del niño Jesús, en este cuadro la virgen esta al centro con su mirada puesta en el niño, quien esta acostado con poca ropa sobre un pesebre, mientras que San José se encuentra atento vigilante de su esposa.

La protectora de los dominicanos lleva los colores de la bandera y su cuerpo está cubierto por un manto azul con estrellas, cerrando su vestido con un escapulario de color blanco.

La virgen está rodeada por doce estrellas y sobre su cabeza tiene colocada sutilmente una corona dorada y resplandece sobre ella una auréola que la cubre.